Inmersa en sus pensamientos dejó de masticar la tostada con mermelada de su desayuno. Se despertó por el grito de Emer, la dama de llaves, al descubrir pisadas de barro en la entrada de casa que subían por las escaleras hasta el cuarto de baño. El padre de familia, Georgio Van Doren, supo perfectamente de quién eran esas huellas, pese a que se le veía muy disgustado no hubo ninguna discusión.
La familia Van Doren desayunaba alegremente como todos los días. Georgio había pedido a su segundo hijo, y hermano mellizo de Shirley, Giovanni Van Doren, que tocase un poco el piano.
—Más despacio, Giovanni. El sonido del piano debe ser acogedor y acompasado —habló el padre de familia tomando un sorbo de su té—. Shirley, desayuna. No has probado ni un bocado, y el desayuno es lo más importante del día —volvió a hablar Georgio, observó a su hija que estaba sentada a su izquierda—. Y ustedes, comportaos como se debe —reprendió a las más pequeñas, las gemelas Constance y Cassandra Van Doren. Las niñas se divertían con los cubiertos.
—¿Por qué debo tocar el piano? —preguntó Giovanni sin dejar de tocar el instrumento. Shirley observó a su mellizo y escuchó la melodía que sonaba; el piano sonaba apacible, dulce, como las notas de una canción de amor, donde cada una de ellas era pareja con las otras. Una danza que invitaba a caminar con delicadeza. Un sonido trémulo y amable, que no ahogaba la conversación, sino que la ayudaba a fluir—. Ya hay una compositora en la familia.
—Es bueno que los demás también tengáis algo para motivaros en el arte musical —explicó Georgio con voz severa y calmada—. Además...
—¡Santo cielo, esto es un escándalo! —la explicación del señor Van Doren fue interrumpida por un grito que provenía desde la cocina, causada por la dama de llaves. La melodía del piano terminó de golpe, los niños junto al padre vieron al unísono la puerta que daba a la cocina.
—Señora Emer, ¿Se encuentra bien? —el señor Van Doren Doren procedió a levantarse para saber lo sucedido, sin embargo, antes de que pudiera apartarse de su asiento, una mujer, que ya tenía sus años y con arrugas visibles, entró en la habitación. Su forma de andar era como si caminara con gracia y delicadeza gracias a sus curvas llenas, sin ser excesivas. Su tez morena resplandecía gracias a las gotas de sudor de su rostro.
—¡Han robado en la joyería de los Baroni! —en sus manos temblorosas sostenía un periódico de esta mañana. Giovanni y las gemelas empezaron a alterarse—. Está a la vuelta de la esquina, señor Van Doren. ¿Qué hubiese pasado si se hubieran atrevido a entrar en su casa? Dios mío... ¿¡A los niños les habría pasado algo!?
—Señora Emer, calmese. Los chicos están bien y no les pasará nada, ¿De acuerdo? Ahora déjeme leer a ver qué ocurrió —Georgio le arrebató el periódico de la mano, con delicadeza; la señora Emer lo usaba como si fuera un abanico. Georgio empezó a leer la noticia.
Shirley cedió su asiento para que la dama de llaves pudiera recobrar la cordura—. ¿Qué sucede padre? —preguntó la joven al ver la preocupación en sus ojos azules puros como un cielo inmaculado. Giovanni se acercó a su lado y ojeó el periódico por encima de su hombro.
—Han robado todas las joyas de la tienda, no hay heridos por suerte. Por si acaso iremos a ver a los Baroni —anunció el padre de familia—. Giovanni, Shirley id a cambiaros, nos vamos ahora. Señora Emer cuide de las niñas.
—¡Por supuesto, señor Van Doren! No les quitaré un ojo de encima —la anciana se levantó de su asiento en un pestañeo. Las gemelas ya habían pensado su propuesta de apoyo para los Baroni, justo cuando su padre había declinado su ayuda.
—¡No es justo! —protestó Connie con indignación, con las manos apoyadas sobre la mesa—. Nosotras también queremos ir.
—¡Habla por ti! Yo prefiero estar en casa, sana y a salvo —la voz chillona y asustadiza de Cassie sonó por la habitación.
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La voz de la violinista ©
FantasíaShirley Van Doren, una violinista tímida y callada, prometió una vez a alguien muy especial para ella que no dejaría de tocar el violín y desde ese momento, ha cumplido su promesa. Sin darse cuenta se adentra en una aventura con el ladrón más buscad...