00.-"Me agradas"

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El mundo daba vueltas, muchas vueltas, sentía sus pies temblar y sostenerse firmemente como anclas en el pavimento, cada paso era un peligro de caer. Su vista estaba nublada por el alcohol, entonces parpadeó desconcertado y atentamente observó su mano borrosa.

¿Cuántas copas tomó?

Diez o veinte.

Katsuki lo meditó en silencio, apretando los labios y pensando seriamente para recordar la cantidad exacta. Un minuto después, se dió por vencido. ¿A quién le importa eso?, ¡Ahora se siente mucho mejor!

La adrenalina volvió a surgir, latiendo fuertemente su frenético corazón y sonriendo ampliamente. Sin duda el alcohol era lo mejor después de un día de mierda. Sus hombros tensos se sintieron relajados, estiró los brazos hacia arriba y suspiró.

—¡Qué se joda el mundo! —rió ante sus tonterías, todo daba risa.

Rió más fuerte cuando sus ojos escarlatas distinguieron a un gato asustado por sus gritos, estaba haciendo el ridículo. Un borracho patético.

Pero nadie lo estaba viendo, y eso era lo mejor.

La noche era oscura y solo estaba iluminada por la bella luna llena más estaba iluminada por algunos postes de luz parpadeantes. Se encontraba en un parque público, paseando tranquilamente en la soledad fría ¿por qué? Porque quería beber en paz.

Estaba borracho, no estúpido.

La castrosa gente sensible lo podría denunciar por tomar en algún lugar como su casa y hacer un escándalo. El dueño lo iba a regañar otra vez, además de que no entendía como existía gente tan puta como para vigilar la vida de otros.

¿Acaso nunca han visto a un trabajador de oficina explotado laboralmente por el hijo de puta del gerente?

—¡Métete el reporte por el culo! —bramó al aire, al recordar el rostro del anciano con calvicie.

Katsuki había decidido salir con sus antiguos amigos en una noche de copas, como recuerdo de los viejos tiempos. Todos esos extras tomaron caminos diferentes, separándose al alcanzar la adultez y las nuevas responsabilidades. El baku squad ahora era solo él.

Recién salido de la universidad, Bakugou había conseguido un trabajo en una gran compañía como secretario del subdirector de soporte y desarrollo en Yamaha Corporation

Trabajo de mierda.

El debería ser el subdirector, ese maldito no hacía nada más que calentar el trasero en la silla y decir idioteces en su ignorante boca. Bakugou controlaba y verificaba las actividades de supervisión, seguimiento y de gabinete que realizaban cada uno de los departamentos dependientes del área para su evaluación en el desarrollo y la informática todos los malditos días. Labores, obviamente.
¡Él no hace trabajos gratis!

Recordando nuevamente a sus compañeros, con los chicos fue a beber y quejarse abiertamente sobre cada uno de sus problemas para pasar el rato, escuchar maldiciones de otros te hace sentir más relajado.

La noche bajo su estrés y las botellas se acabaron rápidamente, sin embargo, los tragos siguieron y siguieron con la charla amena hasta ser botados de bar por el desorden que hacían.

Había sido tarde, faltaba un poco para el amanecer, Kirishima se ofreció a acompañarlo a su casa. Claramente se negó al darse cuenta que Pelos de mierda no podía ni mantenerse de pie correctamente, iba ser un peligro caminar con ése pelirrojo ebrio. Lo mismo ocurría todos los demás, en conjunto llamaron a un taxi y de un empujón los metió como paquete de sardinas dentro del vehículo, luego se despidió con una leve sonrisa.

Solo una MORDIDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora