🃩 𝐈 🃩

709 60 38
                                    

—Entonces señor Settright, a cerca de su situación.— Puso sus brazos sobre la mesa—. Créame que soy una fiel testigo en que el señor cambia vidas. Él es infinitamente misericordioso y perdonará sus pecados si es que usted está arrepentido. Dígame entonces, ¿está usted arrepentido de su vida pecaminosa anterior?—Preguntó la anciana.

El pelirrojo solo la miraba con una cara confusa. El solo había venido por el trabajo, no a confesarse en la iglesia.

—No me haga arrepentirme de elegirlo a usted, jovencito. Es importante que se comprometa con esta institución, pero más importante, con Dios. —Dijo apuntando hacia arriba.

Sett hizo una mueca ante estas palabras, el fanatismo le parecía insufrible, pero un colegio católico era lo último que le quedaba.

—Claro señora. Yo...admito que no he estado en el camino correcto, pero he escuchado que el señor me ayudará. Y que mejor que retomar mi vida trabajando en un lugar lleno de personas creyentes y de buen corazón. —No sabe ni como esas insípidas palabras le salieron de la boca, pero tenía que comportarse, ya no habría más oportunidades.

—Perfecto, me alegra oír eso. —Sonrío enternecida la viejita, para después pasar a una expresión más incomoda—. Aunque claro, comenzará a trabajar en el área de preparatoria, tenemos políticas más estrictas para los más pequeñines. No podemos dejar que un tipo cualquiera esté cerca de ellos, especialmente alguien como...usted. —Dijo de manera despectiva.

Ahora si que se estaba enfadando.

—Oh, pero no se ofenda, debe entender que tenemos que protegerlos. De igual manera, puede empezar mañana. Cuando comience le daremos su uniforme y herramientas de trabajo.

—Me parece bien. —Fingió una sonrisa mientras se levantaba de su asiento para estrechar la mano de la anciana.




—Ya déjalo Phel, ya está limpio. —Se quejaba sentada en las escaleras de su hogar esperando a que terminara de fregar el piso—. Se va a tardar más en secar, tengo que hacer el desayuno y no quiero llegar tarde otra vez.

—Es que sigue sucio Lune, mira. —Dijo mientras tallaba con más fuerza.

—Así es el marmoleado del piso. Está bien, de verdad. Y si sigue "sucio", lo puedes limpiar después de la escuela. —Trató de animarlo o aunque sea persuadirlo por esa mañana.

Aphelios no tuvo más remedio que dejar al piso en paz, más tarde regresaría por la revancha. Tuvo que tomar otra ducha después de estar arrodillado en el piso, ya era la segunda en el día y el reloj aún marcaba las seis. Una vez terminó su ritual de limpieza, comenzó a secar y quitar cualquier pelusa de su uniforme. Al bajar, su hermana ya estaba comiendo su propio desayuno, él prefería cocinar aparte.

—Que bien se siente caminar tranquilamente a la escuela. —El ambiente era frío y aspiraba el olor a humedad—. Por favor trata de limitar tus ataques de limpieza por las mañanas.—Le dijo mirándolo y fingiendo una mueca de tristeza.

La tranquilidad de su hermana hizo que sintiera vergüenza, si no fuera por su culpa, su hermana podría disfrutar de una convivencia normal a su lado.

—Lo siento Lune. A veces la suciedad se pega a las cosas y no me deja estar en paz, necesito deshacerme de ella—. Habló bajo mientras repudiaba el ambiente húmedo que había en la calle.

—Tranquilo Phel, solo bromeo. —Levantó sus cejas y le dio una sonrisa tan cálida que parecía esfumar la frialdad de la brisa matutina—. Pero a veces me preocupas, ¿seguro que estás bien?

Clean.⚝  ꜱᴇᴛᴛᴘʜᴇʟ ᴛᴡᴏ ꜱʜᴏᴛ  ⚝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora