El fracaso

7 0 0
                                    

Fracasé, no sé cómo ni porque siempre lo hago. Será un mensaje de la vida diciéndome que esto no es para mí, o quizás será que no lo estoy intentando lo suficiente. Tonterías, claro que lo estoy intentando lo suficiente. Me levanto al ritmo de los latidos del corazón para ver si así me puedo camuflar entre el sonido del amor, pero, ay inocente de mi ¿por qué creerme todavía más listo que cupido, si me ha vencido en todas sus batallas? Igual por eso fracasé en batalla, porque no era mi misión ganarla, porque tus caderas brillaban a la orilla del río para todos los peces y no solo para esta solitaria trucha. Porque el sol visualizaba la hermosura de tus ojos, pero no alumbraba lo suficientemente fuerte como para que me vieras acercarme por el oscuro horizonte, y vos mi dulce amada, os quedasteis fascinada por la inmensa belleza que posee el arcoíris sin ni siquiera darle la oportunidad al azul del mar, vos preferís admirar el silencio de la noche, antes que el ruido de la corriente de mi rio, y no te culpo, pues fui yo el que debí verlo, y el no verlo me condeno al fracaso, otra vez, igual que ayer, y antes de ayer, y el día anterior, porque siempre vivo apenado del fracaso que me acosa. Y en verdad esta batalla fue absurda porque yo no tenía oportunidad de invadir el reino de vuestro corazón, pero aun así lo intente, condenando a mi corazón a la pena. Porque no tubo sentido intentar usar mi caballo de troya, ya que era obvio que la llama de tu pasión iba a quemar la madera de mí corazón. No sufras por este viejo caballero a partir de hoy retirado, porque seré feliz en mi cabaña si veo tu sonrisa viajar por las estrellas, una sonrisa que en mis sueños yo haría más grande, pero en tu realidad la posee otra persona con un alma echa a tu medida para hacerte la reina de un mundo lleno de fantasías. Solamente te pido que no pierdas la conciencia, y cuando ese apoderado viaje que te prometen naufrague en el mar de las promesas incumplidas, no vuelvas a mí. Porque yo yaceré en una tumba sosteniendo mi corazón en un puño sin sangre, sostendré mi corazón, aunque ya no será mío, sería tuyo, pero por tu sabia decisión de dejarme ir ese corazón solo es un elemento de este mundo cruel que solamente me dejará un recuerdo tuyo, y ese recuerdo tristemente, será el fracaso.

Microrrelatos y Poesía de un enamorado sin versoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora