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La estación de policía estaba muy callada, eso no me daba un buen presentimiento. Siempre sonaban los teléfonos, los policías charlaban a altas horas de la noche con sus colegas y la verdad, no pasaban cosas muy interesantes. Pero esta vez, era todo lo opuesto. Jalé de la puerta de cristal y hallé las luces encendidas y a ningún oficial rondando por los pasillos. 

Haewon- ¿Hola? ¿Hay alguien?

No hubo respuestas. Me encogí de hombros y me di la vuelta para irme. Pero me di un golpe en la frente, recordándome a mi misma que debía buscar ayuda y no darme por vencida.

Haewon- ¿Qué crees que haces, Oh Haewon? No puedes irte, debes buscar ayuda. 

Descolgué el teléfono que estaba en el escritorio y llamé a mis padres, anteriormente en mi casa no me habían respondido. Tal vez estaban en plena acción. Hice un mohín mientras veía a mi alrededor, cuando al fin la llamada fue contestada por mi mamá.

Haewon- ¿Mami? 

-Hola cariño, ¿todo está bien? 

Haewon- Amm...

-¿Pasa algo?

Haewon- T/N y yo tenemos problemas, mamá. Y no problemas de amistad, sino... problemas, problemas. - hubo un suspiro de parte de la mujer.

- ¿Quieres que volvamos? ¿Son muy graves los problemas?

Haewon- S-si... - un sonido proveniente de las oficinas llamó mi atención, dejé de prestarle atención a la voz de mi madre - M-mamá, estoy en la estación de policía. 

-¿Por qué estás en una estación de policía, Haewon? ¿Qué hora es allá?

Me fijé en el reloj sobre la puerta.

Haewon- 4:44 am. Debo colgar, te amo. Adiós.

-Hae... - colgué la llamada y tomé unas tijeras que habían en un portalápices sobre el escritorio, no era un arma como tal pero esperaba poder defenderme con ellas. 

Di pasos lentos hasta las oficinas, con la respiración agitada y el corazón latiéndome rápidamente. Mi pulso aumentaba más y más, y mis piernas temblaban. Hice una cola de caballo y pateé la puerta de la oficina. Miré de reojo y quise vomitar. La chica morena estaba destripando a los oficiales, y sus órganos estaban descubiertos. El suelo solo era charcos de sangre, las ventanas tenían marcas de manos y la manija también. 

Haewon- ¡¿Estás enferma?! - pregunté alterada, esperando su respuesta. Ella disfrutaba de sacarle los órganos a una chica policía. 

Hwasa- Qué hermosa escena estoy viviendo aquí... - cerró sus ojos, mientras se balanceaba hacia atrás con placer.

Haewon- Llamaré a la policía de Incheon. 

Hwasa- Ay, querida... Incheon está a 27,4 km. ¿Crees que esos estúpidos oficiales llegarían antes de que te mate, como lo hice con ellos? - señaló con el cuchillo ensangrentado a las personas muertas - Por favor, Hae. 

Haewon- ¿Quieres que yo te mate, de verdad? 

Hwasa- Ay no - puso una de sus manos en su pecho e hizo una expresión de asombro, fingiendo estar indignada - serías una asesina. 

Haewon- No me importa. Deja el cuchillo a un lado y-y... arreglemos esto como mujeres. 

Hwasa- Tengo el doble de edad que tú, querida. Soy la única mujer aquí. 

Haewon- ¿Qué edad tienes ¿50?

Ambas decidimos ignorar mi comentario y empezar a pelear. Ella pateó el cuchillo al otro lado de la oficina, hasta que caminó hacia mi e inesperadamente me cargó y me llevó al suelo. Haciendo que me golpeara en la cabeza y un horrible dolor penetrara en mi cabeza, fue el peor dolor que pude haber sentido. 

Hwasa- ¿Ya estás cansada?

Haewon- ¿Y tú? - aproveché que estaba "derrotada" en el suelo, para darle con la rodilla en donde más le duele. - ¿Me pasé?

Hwasa- Hija de tu... - se retorcía del dolor, pero al parecer no se daba tampoco por vencida. Creí que ella cumpliría con lo que dijo, pero corrió hasta el otro lado de la oficina y tomó el cuchillo.

Haewon- Deja eso... ahí. Te dije que íbamos a resolver esto como mujeres. Dámelo. Dámelo. 

Me acerqué lentamente a ella, nunca se sabe que podría hacer. Le extendí la mano esperando el objeto filoso, hasta que me lo entregó. Al tenerlo en mis manos, lo clavé en su espalda. Y comencé a darle vueltas y a enterrarlo más en ella.

Haewon- Maldita... desgraciada. 

La dejé caer en el suelo, y tiré el cuchillo. Limpié mis manos con mi camisa verde. Antes de salir de la oficina escuché la voz de un oficial que estaba medio consciente en el suelo.

Haewon- Hey, amigo. Amigo, ¿estás bien? Oye, necesito que envíen una patrulla a esta dirección. - le di un papelito con mi dirección y lo metí en el bolsillo de su chaqueta azul-  No se te puede olvidar ¿okey? Es muy importante, mi amiga y yo estamos en crisis. Sé que no estás en muy buen estado pero eres el único que puede ayudarme, tienes cara de ser gentil. ¿Cómo te llamas? Yo soy Oh Haewon.

- H-Ha...

Haewon- ¿Ha? ¿Ha qué?

-Ha-Joon. Lee Ha-Joon. 

Haewon- Muy bien, oficial Ha-Joon. Lo haz hecho muy bien, mira... tienes mi dirección en tu bolsillo, iré contigo a Emergencias y así... llamaremos a otra comisaría para que nos ayude. Si logro localizarme con ellos, tu te quedarás en el hospital y yo iré con ellos. Vas a estar bien. ¿Me ayudarás, cierto?

El hombre asintió con una mueca de dolor. 

Haewon- Genial. Ahora, vamos a levantarte.

-Espera, espera. 

Haewon- ¿Qué?

-Déjame aquí, quiero morir lentamente. Ten esto. Es el número de la comisaría de Incheon, llámalos a ellos. Y te ayudarán.

Haewon- No, no. Pero...

-Hazlo, niñita. Y estarás bien. Vete, vete. 

Me levanté del suelo, y salí de la oficina. Me sentí mal, pero si ese hombre lo prefería así...

-Departamento de Policía de Incheon ¿cuál es su emergencia?

Haewon- Manden una patrulla a Seúl, ya les mando la dirección. 

𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐋𝐎𝐖𝐍 / 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora