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Tiró mi celular lejos y doy una calada al tabaco entre mis dedos, mis ojos pican y el dolor en mi pecho hace que me sienta peor — Dos Omegas no pueden ser destinados

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Tiró mi celular lejos y doy una calada al tabaco entre mis dedos, mis ojos pican y el dolor en mi pecho hace que me sienta peor — Dos Omegas no pueden ser destinados... Dos Omegas ¡Ah! ¡Luna! — y con frustración echo mi cabeza atrás esperando que las lágrimas se detengan pero solo logró que estás se deslizen por los lados llegando hasta mis oídos.

— Rannie sus ojos ámbar brillaron mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo — Eres tan hermoso ¿Donde has estado toda mi vida? —

— ¡Rannie! Nunca me importó nuestro segundo género ¡Así nos amamos y que importa el mundo! — su grito fue tan alto que los que estaban alrededor giraron a vernos, él solo reía con sus mejillas sonrojadas y una gran sonrisa en labios.

— Rannie, me alegra tanto que hayamos coincidido en esta vida, no sé que hubiera hecho sin ti —

— Has hecho mucho mi bolita — y de nuevo, otra calada está vez acompañada de un trago de vino.

La puerta fue golpeada suavemente y la voz grave de Haruchiyo se escuchó tras ella, luego, sin ningún respeto entró a la habitación a paso grande y pesado — Odio oler tus feromonas, apestan — sus quejidos junto a su aura pesada eran molestos.

— No me importa, eres beta y no sientes mis feromonas ¡De que te quejas bastardo! — solo viró los ojos con fastidio y empezó a quitar su saco.

— ¡Idiota! Se nota que tan enfocado estás en los proyectos — tras tirarlo en algún lado de la habitación se tiró a un lado en el sofá y me quito de las manos la botella de vino — La droga ha resultado efectiva, he tenido contras pero no tan fuertes cómo a los otros betas — la sonrisa socarrona en sus labios me hizo mirarle de reojo.

— ¿A qué te refieres? — me dirigió una corta mirada tras reírse un rato a carcajadas, no le di mucha importancia, Haruchiyo padecía algunas veces de sus facultades mentales.

— Me refiero a esta pequeña — saco una píldora, su líquido fucsia le hacía resaltar entre sus manos — Manjiro está tan fascinado, parece pan caliente en el mercado negro, incluso grandes políticos lo han comprado para hacer realidad sus deseos más oscuros sin importarle su precio tan alto — una gran sonrisa se dibujaba en sus labios resaltando aún más sus cicatrices, parecía un loco.

— Que bien — sin mucho ánimo volví mi vista al frente hasta que sentí un golpe en mi cara, molesto me gire para verle sonreír aún más.

Un olor dulce llegó a mis fosas nasales, parecían frutos rojos, era deleitante de para mis fosas nasales, hipnotizado me acerqué a Haruchiyo y sin previo aviso hundí mi nariz en su cuello disfrutando el olor dulce — Si fueras alfa, ya estaría totalmente mojado y listo para ser follado — con brusquedad me aparto de si.

— Dos omegas no pueden ser destinados Rannie

Mis ojos brillaron y algo dentro de mi sintió doler, sus palabras poco me importaban pero mi bolita, él había dicho algo parecido durante los últimos meses ¿En este preciso momento estará abriendose a aquel maldito alfa que me lo robo?

— Pero tengo la solución a tus problemas pequeño Omega — sin expresión enarque una ceja, soy mucho más alto que todos en la organización — Ten, el único fallo es que tu primer celo de alfa te dejará loco si no encuentras pronto a tu Omega — su insinuante tono de voz me hizo ladear la cabeza con molestia — Tenemos dos tipos de píldoras, la de efectos temporales que no te la recomiendo, sus efectos secundarios son a largo plazo para algo tan corto — burló está vez mostrando una píldora naranja chillón — Y la de efectos permanentes, tendrás que tomar una cada ocho horas por tres días seguidos, al cuarto día iniciará el show — de sus bolsillos saco un tarro lleno de píldoras fucsia que en poco tiempo me tiró a la cara — recomiendo que te mantengas hidratado, el celo no llegará luego de que te desarrolles pero en cuanto seas inducido por unas feromonas atractivas a tu olfato, te vas a romper — sus ojos brillaron con travesía.

Esta realmente loco.

Haruchiyo en verdad padecía de su capacidad mental luego de ser abandonado por aquel alfa que tanto amo, pero no puedo refutarle, seguro ahora estoy igual que él y por eso le doy lástima.

— Está en tus manos pequeño Omega — sin más tomó una copa y en su otra mano llevo la botella de vino, a paso lento se dirigió a la salida no sin antes girarse a verme — Una cosa más, hazlo pronto, o mataré a ese maldito Omega por tener lo que me pertenece —

La claridez llegó a mí, lástima, no, Haruchiyo quería venganza y era seguro que yo sería una ficha en su tablero. Mire nuevamente el tarro lleno de píldoras, no tenía ningún escrito en el, ni siquiera llevaba nombre. Cualquier tonto tiraría las píldoras de inmediato... Excepto un tonto desesperado.

Suspiro con molestia y llevo mis manos a mis ojos para cubrirlos, esto es una completa estupidez ¿Quien sería capaz de inducirse a las drogas por amor? Además de Haruchiyo.

— Te amo Rannie —

Y su risa hizo eco en mi cabeza, cada momento junto a mi bolita volvió a mi mente haciendo que mi cuerpo temblará de ansiedad, aquellas emociones que sentí en esos momentos hicieron que mis ojos se nublaran de nuevo y mi corazón tembló de miedo ¿Cuanto tiempo llevamos así? Él por su lado y yo aquí tirado en un sofá anhelando de nuevo tenerlo en mis brazos.

Mi lobo aulló de nuevo, rasgando todo en su interior con desesperó mientras yo tomaba la primer píldora, mire la hora en mi reloj de mano y suspiré con cansancio.

— Un Omega y un Alfa si pueden ser destinados mi linda bolita, y no necesariamente por el destino — eche mi cabeza contra el sofá sonriendo suavemente, mi cabeza empezaba a doler y mi lobo no dejaba de aullar con desesperó.

Caí en su juego.

Caí en su juego

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