Dónde Astrid deberá cuidar de un "niño" de unos padres extraños en una casa misteriosa y algo tétrica, ella necesita el dinero y que mejor que trabajar como niñera, está deberá cuidar de aquel niño solamente unos meses donde recibirá una buena paga...
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–Al menos los conoces?–bufé bajito mientras mis ojos se mantenían fijos en la carretera, sostuve el celular con mi otra mano alzando mi hombro derecho para un mejor soporte.–Digo, te quedarás unos meses ahí, en una casa que no conoces y...
–¡Ya Liam! te he dicho una y mil veces que son personas buenas, y si los he visto, no tienes de qué preocuparte.–Mire desde lo lejos unas grandes rejas negras altas.–Oh, ¡creo que ya he llegado!
–Astrid cualquier inconveniente llámame si? si notas algo raro comunícate conmigo por favor.–Confirme con un"mhm" despreocupada y decidí terminar aquella llamada.
–No soy una niña pequeña de por Dios.–Cuando estuve delante de aquellas rejas de hierro negro baje las ventanas de mi auto y asomé mi cabeza hacia afuera.–¿Cómo se supone que entre?–parece como si alguien me hubiera escuchado ya que las grandes puertas negras comenzaron abrirse.–Oh mierda.–Susurré mirando hacia enfrente viendo aquella enorme mansión.
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Trague saliva y avance entrando, escuché como las puertas comenzaban a cerrarse nuevamente haciendo el típico sonido de las películas de terror. Apreté el volante y me estacione. Baje del auto con mi cartera en mi hombro y me quede de pie junto a mi auto.
–¿cómo un niño puede vivir aquí?–Murmure rascando mi hombro con desconfianza.
–Señorita Miller?–Chille poniendo mi mano sobre mi pecho girando mi cuerpo hacia aquella voz que por poco era causante de mi infarto.–Lo siento, la he asustado?
–Dios si.–Reí nerviosa mirando al hombre que tenía unas enormes tijeras en sus manos.–Usted es el señor Dongyong?–Pregunte insegura de si era él o no.
–Oh, no, soy Kim Namjoon, el jardinero y portero, la he visto llegar.–Relamí mis labios avergonzada.
–Lo siento, soy Miller Astrid la...
–Niñera.–Ni siquiera me había dejado terminar, simplemente asentí sonriéndole. Lucia joven y era apuesto.–Los señores le esperan, están por irse, sígame.–obedecí y camine detrás de él observando todo a mi paso.–Luego me encargare de su equipaje no se preocupe.
Cuando llegamos a la gran puerta de entrada el joven Namjoon sacó unas pequeñas llaves y se encargó de abrir la puerta de madera. Al ver el interior dándole paso al recibidor quede encantada, todo lucia antiguo pero sumamente elegante.
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–Wow.–Fue lo único que pude formular al ver el hermoso interior y aquellas escaleras.
–Los señores Jeon son un poco antiguados pero tratan de que todo quede bien.–Me quite mis zapatos y me coloqué las pantuflas que me ofreció el joven, de igual manera quite mi abrigo y lo coloqué en un pequeño armario que había.–Están esperándole, no le hagamos esperar.–No me di cuenta en el momento que se había desasido de las tijeras, no le di importancia y lo seguí.
Entramos a una pequeña habitación que parecía ser el área de desayunar ya que había una mesa con cuatro sillas blancas.
–Miller?–Alce mi mirada y observé a una mujer de cabello negro corto y algo ondulado, tenía varias arrugas pero se veía bien. Vestía un vestido negro largo y unos pendientes de diamantes.–Soy Hyesong, es un placer conocerte y que hayas venido.–Sonríe haciendo que pequeñas arrugas se formaran al costado de sus ojos.–¡Cariño!
A continuación entro un señor con un saco negro y sonrió cuando me vio.
–Oh señorita, ya está aquí, soy el señor Jeon.–le di la mano a cada uno.–Nuestro vuelo es en media hora, déjeme y le explico todo.
Todos tomamos asiento en las sillas, ellos comenzaron a explicarme sobre algunas cosas que le gustaba comer al pequeño niño, que le gustaba hacer y que no.
–Por último, a él siempre le gusta que le den un beso de buenas noches luego de arroparle.–Explicó la mujer poniéndose de pie.–Vamos, ¡está en su habitación!
Asentí y la seguí a ella y a su esposo, Namjoon también lo hizo. Subimos a la segunda planta y caminamos por el estrecho y largo pasillo hasta que nos detuvimos en una puerta de madera oscura.
–Lista?–Asentí y ella abrió la puerta. La seguí y cuando busqué con la mirada al niño no vi a nadie ni escuché una voz aniñada.–Mi niño, mami vino a presentarte a tu niñera.–lo que vi me dejó perpleja, la mujer cargaba en sus brazos a un muñeco, un muñeco con aspecto de niño, lucia un trajecito y su cabello estaba peinado hacia los lados, era tan blanco como la porcelana, de hecho era de porcelana, tenía unos ojos grandes y brillosos, junto a unas pestañas largas, en las mejillas tenía un leve rubor y sus labios eran del mismo color. Di un paso hacia atrás asustada y confusa.
Namjoon puso sus manos en mi hombro y se acercó a mi oído.
–Tranquila, sígueles la corriente.– ¿qué? Cómo quería que hiciera aquello? cuando claramente me habían dicho que era un niño de 6 años, uno de carne y hueso y no de cristal. No, esto definitivamente no era un niño.
–Él es Jeon Jungkook y dice que estaba ansioso por conocerte Astrid.
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