seis.

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Olvido.

«El olvido no es obligatorio ¿sabes?
Yo aún te recuerdo.
Con amor y odio, al mismo tiempo
Y a veces me pregunto
Cómo puede ser eso posible.

Podemos elegir qué hacer con nuestros recuerdos.
Yo, por ejemplo, decidí guardarlo como el más preciado de mis tesoros.
Tú, como fotografía vieja, los quemaste con una pequeña flama que poco a poco todo lo consumió.

Y ese dolor exquisito y reservado solo para afortunados
De ver como lentamente lo que te dió vida alguna vez
Ahora es lo que te la quita.
Ese dolor, aún sigue.

Después de ti, lo más sano era olvidar que es sentir.
Eso era lo que mi cerebro gritaba.
Pero, el corazón era tan rebelde.
Hacía lo que le parecía, sin pensar en mí.

Pero ahora, en este punto de mi vida
En defensa propia
Encenderé la llama y dejare que tus recuerdos
Se vayan borrando con el tiempo».

Algo que escribí hace mucho.

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