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Nick
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Abril
Había despertado con una gran jaqueca y, por lo que había visto, eran las 5:00 am. Dejé la pereza que tenía de lado y me cambié. El conjunto que traía puesto era uno de yoga inconsútil de dos piezas de color marrón.
— Abril. — escuché a mis espaldas y me volteé asustada.
— Hola, mamá. ¿Qué haces, despierta? —contesté al ver de quién se trataba.
— Vaso de agua. Procura no distraerte con tu música más el gimnasio, quiero desayunar en familia.
— Que no lo haré. — hablé y fui directamente al gimnasio de la casa.
Empecé con el abdomen, después los brazos y al final las piernas. Seguro después de esta visita al gimnasio no volvería hasta dentro de tres meses. Faltaban siete minutos para que sean las ocho, estuve metida en el gimnasio por tres horas. La próxima no volveré a pisar un gimnasio.
Volví a mi habitación, tomé una ducha y opté por un vestido de cintura con abertura de espalda abierta. Es hora de aguantar al pesado hermanastro que tengo.
