¡ Two-shot !

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Aquella tarde no fue la única vez que se vieron

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Aquella tarde no fue la única vez que se vieron. Al principio, eran miradas nada más, en las cuales se miraban de reojo y volvían a lo suyo; Fang por pena y Edgar al sentir extraño con ello.

Fang quería hablarle al peliazul, pero no podía, ¡al instante se ponía nervioso! Casi casi se cagaba encima.

Un día lunes, Edgar se había quedado, puesto que Colette había enfermado y no pudo ir a la preparatoria por recuperarse. No tuvo más que estar solo en el descanso, sentándose frente a la cancha de basquetball del patio trasero de la institución.

El lugar en donde lo golpearon, genial.

Desayunaba unos hotcakes que su linda madre le había preparado con mucho amor y cariño. Amaba mucho a su madre Isabella.

Observada desde las gradas como jugaban en la cancha, los estudiantes que animaban a los dos equipos compitiendo (suponiendo que eran de su mismo grupo, pero no de él, de los jugadores). Mentiría si decía que no había visto al peliazul que le había obsequiado el cheesecake el otro día, jugando con sus amigos una partida amistosa de basquet. Y la verdad, no jugaba mal; por algo era el líder de su equipo deportivo.

La partida había finalizado y todos los estudiantes presentes gritaron por el gran esfuerzo que había hecho. Volteaba a ver a todos lados viendo como lo animaban, y además, para felicitar a sus compañeros y amigos por el juego que dieron. Se acercó a las bancas en donde estaba Buster y este le pasó una botella de agua para refrescarse.

-¿Ya viste quien esta en las gradas? -le preguntó el pelinaranja juguetón. Él solo nego con la cabeza mientras bebía su agua.

Giró su cabeza en dirección de las gradas, y cuando vio quien era, casi escupía su agua.. ¡Era Edgar!

El pelinegro al notar que Fang había volteado a verlo, rápidamente giro su rostro a otro lado para evitar su mirada dorada, en cambio el contrario, se sintió ciertamente feliz, pues durante todo este tiempo su crush lo había estado viendo jugando.

Si pudiera ser real, justo ahora Fang estaría meneando la cola como un perro emocionado al ver a su amo.

Pero también, se había puesto nervioso. Justo después se dio cuenta de que el pelinegro estaba solo, no estaba si amiga de cabellos blancos.

¡Era su oportunidad!

-Buster, sostenme esto -dijo mientras le extendía su botella de agua. ¿Qué rayos hacía?

Su mejor amigo volteó a verlo confundido-¿Fang.. ? ¿Qué estás haciendo?

-Iré -dijo viéndolo y sonriendo -Iré a verlo.

El más grande entendió a lo que se refería y simplemente sonrió animando a su amigo -Esooo~.

Sin más, tomo rumbo en dirección a las gradas, en dónde se encontraba la persona que le gustaba. Se sentía muy feliz y con confianza; por fin le podría hablar, a solas los dos.

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