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Ayato se desperto temprano, a pesar de que su trabajo no necesitaba que se levantara a altas hora de la mañana lo hacia porque era una rutina que tenia desde que era niño. Su sala estaba hecha un desastre; mientras organizaba prendio el televisor para no estar en silencio consumiendose por sus propios pensamientos. 

Han pasado seis meses desde la desaparición de los Kamisato.

Apenas escucho las noticias del televisor apago el televisor con el ceño ligeramente fruncido, estaba cansado de escuchar que todas las personas hablaran de eso, no los juzgaba pues la desaparicion de un clan tan poderoso como el de ellos no era una noticia que se tomaria a la ligera. Se dirigio a la cocina para tomar un cafe, era una persona que preferia el te pero su economia no se lo permitiria ademas no habia aprendido a cocinar pues siempre tenia a alguien que lo hiciera por el.

Por la mañana cuidaba mascotas o aveces niños, se podria decir que era como un niñero. Cuando caía el sol iba a hacer de recepcionista en un Burdel, no era algo que le gustara pero por lo menos conseguia dinero.

Para suerte suya no fue la cara de su Familia,  casi nadie sabia quien era, solo algunos comerciantes o personas cercanas a la familia o eso penso hasta hace unos dias. Al parecer sus padres tenian algunos tratos fuera del ambito legal  y eso comenzaba a traerle problemas individualmente. 

Hoy tendría que cuidar a un perro llamado Taroumaru , Se subió al transporte público para dirigirse a la dirección indicada. Para su mala suerte iba lleno y la gente se acumulo dentro del bus, era algo a lo que Ayato aun no se acostumbraba. Despues de un rato el cual le parecio eterno. Llego al edifcio, el cual estaba en una zona alta de la ciudad. Paso por la recepcion donde el  guarda le indico el apartamento al cual debia ir. Toco el timbre y espero a que contestaran.

—¡Un momento! —Se escucho al otro lado de la puerta, sonaba un voz muy animada.

—Disculpa por hacerte esperar, pasa —Se  abrió la puerta. Era un hombre rubio un poco más alto que el, tenía ojos verdes y una gran sonrisa en la cara. A lo lejos se escuchaban los ladridos del perro. Entro al departamento, las paredes eran de  colores anaranjados y rojizos. El suelo era de madera y los muebles blancos ¿Blancos y con un perro? Esa fue la primera impresión de Ayato al entrar, al final todo era cuestion de gustos.

—Thoma, un gusto.

—Ayato —El Shiba le estaba ladrando pero no le prestó mucha atención, así eran todos los perros al principio.

—Entonces Ayato, Por allá está la comida. Lo puedes sacar a pasear si te gusta o también puedes jugar con el acá, aunque si lo vas a sacar ten cuidado con la gata de vecino. Es un poco agresiva ¡Nos vemos en la tarde! —Salio del departamento, no pudo decir ni una palabra para cuando ya se había ido.

Acercó su mano a Taroumaru para que la oliera, luego lo acaricio. En general estaba bien cuidado y le llamo la atención la cuerda alrededor de su cabeza ¿Tendrá algún significado? Cuando intento quitársela el canino gruño.

—Si, es importante.

En un momento sonó su celular, era Itto. Un amigo suyo desde que eran pequeños pero normalmente no lo veia pues la mayoria del tiempo se la pasaba ocupado en el estudio

—¡Hermano Ayato! ¿Que tal?— Se escucho la voz de Kuki de fondo , Itto era un actor aunque debido a sus gran cantidad de problemas legales se gastaba el dinero pagando multas, abogados y cosas por el estilo.

—Estoy bien, está vez estoy cuidando un Shiba Inu de alguien llamado Thoma, parecía buena persona —Hubo un silencio por el otro lado de la línea.

—¿Enserio? es una lastima, te iba a invitar a la inauguración de su casa de té. Bueno será otro día.

«¿Casa de Té? Con razón vive en el centro de la ciudad»

—¡Itto ya vamos a comenzar! Me tengo que ir, cuídate —Se colgó la llamada, las prácticas de Itto eran largas, todo lo contrario al descanso que le daban. Pronto sacaría una película llamada Alma de Oro Trataba de dos Onis uno Azul y otro rojo. No entendía la obsesión de Arataki por explicar que los Onis no eran malos, pero eso ya era cosa de él. Sintió un calor al lado suyo era Taroumaru, Acostado  en el sillón, no sabía si podía hacerlo. Prefirió dejarlo así.

Pasaron las horas, le dió de comer, jugaron un poco con los juguetes que habían, no lo saco por la razón de no conocer el lugar y por último limpio el desorden. Se fijó en algunas fotos del estante, en una Thoma  estaba con dos rubios al lado suyo, Habían varias de Taroumaru. Quería demasiado al perro, Incluso vio una foto que tenía con Itto y otra con la directora de la Pirotecnia Nagohara. Le pareció increíble que conociera a tanta gente, ya casi era la hora de su regreso, Ayato optó por sentarse en el sillón.

Se abrió la puerta de golpe,  Ayato y el canino se asustaron ante el repentino acto. Taroumaru corrio hacia Thoma y este lo alzó en sus brazos.

—Gracias por cuidarlo Ayato —Bajo un momento al cachorro para poder darle el dinero al de cabello azul─. Probablemente te vuelva a llamar.

Ayato le agradeció y guardo el dineros, en un maletín. Se despidió de Thoma y de Taroumaru para irse a la parte más desagradable de su día. El Burdel, respiró hondo y comenzó su trayecto hacia esté. Pocas ganas tenía de ir, pero debía hacerlo.

—Taroumaru ¿Te agradó? —De respuesta escucho dos ladridos y vio como movía la cola así que sabía que era una respuesta positiva.



𝘉𝘓𝘖𝘚𝘚𝘖𝘔──thomatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora