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Thoma al abrir los ojos sintió el cansancio del día anterior, atender tanta gente en la casa de té y el solo no había sido nada fácil. Acaricio a Taroumaru el cual se encontraba durmiendo a su lado y agarro el celular de encima de la mesa, vio una noticia La Casa de Té Komore, ¡Nuevas sensaciones! Al leer por encima se fijó en una foto de el.

—Me veo terrible ¿No podían tomarme otra foto? —Se levantó de la cama, eran las once pasadas de la mañana. El sol entraba por las cortinas de su habitación, se levanto de su cama y un rato despues comenzó a hacer aseo, pasada casi una hora apenas iba por la mitad del departamento, no era muy grande pero no iba a hacerlo mal.

Escucho el timbre, se asustó porque tenía un delantal puesto y no podía presentarse así a quien fuera —¡Ya voy! —Se quitó con rapidez el delantal y guardo todos los utensilios de aseo para poder abrir la puerta—. Ayato, me tomaste desprevenido —Le sorprendió lo temprano que había llegado.

El rubio se percato que el peliazul no estaba en las mejores condiciones pero decidio no preguntar, al final no queria ser un entrometido en la vida de Ayato.

—Tu departamento es realmente acogedor —Fue lo único que se le ocurrió decir a Ayato. Thoma rio ante el comentario.

—Se que no eres bueno para las palabras, no te juzgo. Al principio nadie lo es yo solo aprendí porque mi trabajo me hizo aprender —El rubio observó como el canino se sentaba en las piernas de Ayato, esa escena le dió un poco de ternura ya pues Taroumaru no era un perro sociable, cuando lo llevaba al parque solia pelear con alguno que otro perro.

Entre charla y charla ya era hora de que Thoma se fuera a trabajar, la casa de té no sé abriría sola —Bueno Ayato, un gusto verte hoy pero debo ir a trabajar cuida bien de Taroumaru —Se despidió con la mano y salió del departamento. Komore no quedaba muy lejos, diez minutos caminando.

Estaba por abrir Komore hasta que recibió una llamada de un número desconocido —Buenas Tardes —Al no escuchar nada del otro lado había decidido colgar.

—Thoma —Reconocía ese tono de voz dónde fuera. Colgó de inmediato no quería saber nada de esa persona. Su celular sonaba constantemente por lo que al final simplemente decidio apagarlo y abrir la casa de té. No pasó mucho para que se llenará, vio algunas caras conocidas.

—Bienvenido a Komore ¿Que se le ofrece? —Se congelo al ver a cierto pelirrojo enfrente suyo. Los habían juntado por dinero, el pelirrojo si había desarrollado sentimientos hacia el rubio pero el nunca sintio nada. Lo veía más como un amigo cercano y así fue hasta una fuerte discusión meses atras, desde ese día Thoma se había mudado a Inazuma. No quería ni verlo en una foto, ahora está enfrente suyo, en su propia tienda.

—Que fría bienvenida —Hablo con un tono de voz juguetón, buscando que el rubio le siguiera el juego —. No pague un viaje desde Mondstadt para esto.

—Si solo vienes a hablarme puedes irte de Komore. Hay gente esperando para pedir —Thoma aparto al pelirojo de su camino y atendió a los clientes de paso les pidió perdón por la tardanza.

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—Heizou, por fin apareces. Te perdiste cinco meses —Le sirvió su bebida y se sentó en su misma mesa para hablar un poco.

—Tome el caso de los Kamisato, nadie lo quería. No averigüe mucho, su información está bien protegida y las únicas personas que puede hablar de ello piden demasiado dinero y yo no tengo —El de cabello color vino tomó un poco de su bebida —. Me enteré que abriste este lugar y decidí venir, igual nada pierdo.

—Los Kamisato, antes de devolverme a Inazuma mi padre menciono algo de ellos más no preste atención. Tampoco es que  recuerde sus palabras exactas —Ese apellido resonaba en su mente una y otra vez, no sabía de dónde pero si lo conocía.

—Cambiando de tema ¿Que paso con Él?  ¿No  iban a ser inseparables y esas cosas? Lo acabaste de tratar como si fuera una escoria, digo —Una de las cosas que más le gustaba a Heizou era interrogar a las personas, aunque a algunas les molestaba ignoraba ese detalle.

Ambos hablaron un rato, Heizou quería saber que paso con el pelirrojo pero Thoma evitaba ese tema, al final se rindió. Seguiría insistiendo en otra ocasión.

—Sabes que ya vienen los festivales ¿Verdad? Eso significa que gente importante vendrá de otras Naciones —Le pago las moras y salió de Komore.

Thoma cerró un poco más tarde pues habia ido demasiada gente. Recordo las palabras de heizou, de pronto volveria a ver a conocidos de otros lugares.

—Ellos dos deben venir —Caminaba por las luminosas calles de Inazuma intentando recordar a todas las personas de otras Naciones que conocía. Así fue hasta llegar a su departamento, abrió la puerta y al entrar no encontró a Ayato por ninguna parte. Solo encontró una nota cerca a Taroumaru el cual estaba durmiendo en el sofá.

Discúlpame, no podía quedarme más tiempo debia resolver un problema
—Ayato

Sintió como la vergüenza recorría su cuerpo, no le pago y aparte lo hizo quedarse hasta más tarde. Cómo podía ser tan descuidado, no podrá vivir tranquilo sabiendo que le debe dinero a alguien. Dejando su sentimiento de lado se dió cuenta de algo, la caligrafía del de cabellos azules era hermosa.

—¿Porque no me llamo? Será que entre las llamadas de Diluc, ¿Ayato me llamó? —Encendio su celular y miro sus llamadas perdidas, tal como pensaba tenía una perdida de Ayato, a las seis y media de la tarde exactamente. Le devolvió la llamada, como era de esperar no contesto. Lo llamaría más tarde para aclarar las cosas.

𝘉𝘓𝘖𝘚𝘚𝘖𝘔──thomatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora