parte única

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La sonrisa fingida que encubría su aburrimiento desapareció cuándo James divisó aquel chico en traje, la máscara negra cubría perfectamente su rostro, dejando a la vista solo dos orbes de plata.

La sensación de familiaridad lo atacó, sabía que lo conocía de algún lado, también sabía que no eran ideas suyas, puesto que el joven lo miraba igual de interesado.

Con una cordial sonrisa se excusó y alejó de la gente que lo rodeaba, interesados en conversar. A paso rápido se acercó hacia el misterioso enmascarado mientras una canción lenta era interpretada por la banda.

—Disculpa, hola. —saludó amablemente Potter.

El chico de ojos plata lo miró de arriba a abajo, y James pudo intuir la sonrisa que se formaba bajo la máscara.

—Hola. —Aquella voz le dió escalofríos en la espalda baja al morocho.

—¿Me concedes este baile?

Los ojos plata concedieron la autorización mientras las manos se juntaban y las piernas se movían al mismo ritmo.

Charlaron durante todo el baile, y luego de el. James descubrió que el chico frente a él tenía un humor muy oscuro y un sarcasmo rápido que lo hacía sonreír.

—De hecho, acabo de volver de Francia, vivía con un tío.

—¿Es tan bonito como te lo pintan en las películas? —preguntó James con genuina curiosidad.

Riendo levemente, negando con la cabeza.

—No, no tanto.

Ambos quedaron encantados el uno con el otro. Querían seguir viéndose, pero justo cuando el muchacho se fue, James se dió cuenta que no sabía su nombre.

Maldijo en todos los idiomas que sabía, sabiendo que aquellos ojos plateados resonarian en su mente. Solo quería saber el nombre del chico misterioso.

Entonces, un hermoso día de diciembre, la respuesta llegó a la puerta de su habitación:

—Oye, Sirius ¿Quién es este chico que está contigo en estas fotos? —preguntó, interesado por los ojos plateados que mostraba el pedazo de papel.

—Ah, es Regulus, mí hermanito. Acaba de volver de Francia.

—Tal vez deberías traerlo. —dijo James, sin pensarlo mucho.

Y Sirius era un ser inocente, a si que dijo que lo haría.

En los pensamientos de James resonaba aquel nombre “Regulus”. Sabía que era una estrella, su propio amigo se lo había dicho, y tal vez esa noche miró el cielo más de lo habitual.

Una semana después, volvió a estar parado frente a esos ojos que lo miraron de arriba a abajo, los reconocería en cualquier parte.

—Soy James. Estoy encantado de concerte. —afirmó estrechando, más tiempo del necesario, la mano de Regulus

—Es un bonito nombre.

Ambos se miraron, no podían creer que finalmente estaban uno frente al otro, otra vez.

Una sonrisa surcó la cara de James mientras escuchaba a Regulus hablar, y explicarle su vida. Fueron tres meses de ellos viéndose todos los días, hasta que una fuerza mayor les puso fin.

Walburga Black no era buena persona, todos lo sabían, pero eso fue reforzado cuando Reggie llegó con los ojos rojos y un anillo de compromiso en su anular izquierdo.

—No. —sentenció el morocho antes de que su enamorado pudiera hablar.

—James...

—No, por favor no te enamores de alguien más, no me dejes asi

A Regulus le rompía el corazón ver las lágrimas de James, de aquel rayo de luz. Si, ambos sabían que era pronto para enamorarse, pero también sabían que, simplemente, habían caído el uno por el otro.

—No quiero dejarte ir, pero no es mí desición. —Y se fue, demasiado pronto, con las palabras atravesadas en su pecho “Estuve encantado de conocerte”

James lloró toda la noche, lloró pensando en que no quería que allí fuera donde la historia terminará, quería que esa sea la primera página.

Rezaba, todas las noches, esperaba abrir la puerta y encontrarse con Regulus.

—James... ¿Querés tener interrumpir la boda? —preguntó Sirius el día anterior al casamiento de su hermano.

—¿Que?

—Puedo llevarte...

Entonces no lo pensaron más, al día siguiente, James estaba preparado para interrumpir una boda.

Todas las decoraciones en tonos pasteles le hacían pensar en que tan poco Reggie había interferido.

Entonces escuchó al sacerdote diciendo “Hable ahora o calle para siempre”. Hubo un silencio, y James supo que era su última oportunidad.

Se paró, todas las miradas estaban sobre el repentinamente, pero el solo miraba Regulus.

—No digas que si, escápate conmigo. —suplicó mientras veía los ojos plateados que lo habían cautivado desde el primer segundo.

Regulus asintió, casi imperceptiblemente, antes de caminar hacia el chico y besarlo como siempre había querido.

Salieron corriendo de aquella iglesia. Al final, los rezos de James sirvieron: Esa era la primera página y no donde la historia terminaba.

—Estoy tan encantado de conocerte. —susurró Regulus sobre los labios de James.

N/A:

¡!¡! Sinceramente esto lo escribí en un hora por un tweet que leí.

¡!¡! Sinceramente esto lo escribí en un hora por un tweet que leí

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Espero que les haya gustado !!!

Saludos desde (🎺🐛). XOXO.

—JB

Enchanted. Jegulus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora