río

39 7 3
                                    

 Izuku no debería, pero se sentía muy tranquilo, el acompañamiento que le ofrecía la bestia conocida actualmente como kirishima  era muy amena, mas aun cuando tratada de aprender de lo que Izuku le enseñaba de su mundo, de la medicina, costumbre y vocabulario. Al principio no fue fácil, la capacidad de socializar entre ambos era muy ambigua, a pesar de que el pelirrojo tenia un poco de conocimiento, no era lo suficiente, por lo tanto izuku tubo que enseñarle su idioma, no obstante a su vez izuku también aprendía de aquel dialecto, que por una extraña razón no se le hizo tan complicado.

Para Izuku era muy divertida esta situación, su miedo hacia el bosque desapareció, no habría porque temer,  después de un tiempo solo era cuestión de acostumbrarse, y se sentía libre,  había veces que una ráfaga hogareña pasaba por todo su cuerpo, estar en contacto con el bosque lo hacia sentir vivo, como si toda su vida fuera sido así, pero no todo era color de rosas, el peso del pueblo lo recorcomia, no le permitía disfrutar del todo, aun así no quería pensar en más nada, era en vano ya que a pesar de que le trataba de decir algo a Kirishima lo único que hacía era ignorar sus preguntas, cualquier cosa que tuviera que ver con cómo salir, de dónde eran, quiénes eran y dónde estaban, eran indicio para una conversación incomoda entre la vestía y el, donde el pelirrojo solo le decía que no podía decirle nada de eso, que el  jefe Katsuki no se lo había autorizado, llegando aquí a otro punto...

La vestía que lo aterrorizaba  en un inicio tenia nombre y ese nombre era Bakugou Katsuki, una vestía que cada cierto tiempo podía ver como lo vigilaba entre las sombras,  provocando que Izuku se le erizara la piel, su presencia era intimidarte la podía sentir a pesar de no verlo al rostro, siempre en silencio, sin nada más que decir más que tener la entreceja fruncida y muecas de disgusto, con rechazo, un odio la cual Izuku no comprendía.

¿Que había hecho el? Que tenga uso de razón lo único malo que pudo haber realizado en vida, o por lo menos antes de haber caído en este vacío del bosque fue mentirle a su madre que había comido antes de salir de casa.

Eso pensamientos llenaba a Izuku de indignación, y si, podrá temerle a esa bestia sin escrúpulos, pero si pensaba que era superior a él, eso jamás, no se iba a dejar pisotear, no tan fácil.

Actualmente kirishima, el encargado de cierta forma de cuidarlo llevaba días sin aparecer, la última conversación que pudieron tener fue un izuku tratando de saber de dónde venía lo cual hizo que el contrario se alejara y se fuera por la insistencia de conocer su origen, y eso hizo que izuku se sintiera mal, quizás no debió insistir, y ahora estaba pagando las consecuencias.

Se sentía desolado, solo con el sonido del agua pasar por el pequeño río que tenía en frente, pensando en que no será mala idea remojarse un poco, así quizás podrá relajarse de tantas cosas que tenía en mente, ya que al no tener a nadie con quién dialogar solo hacia que el sentimiento de culpa de no poder ayudar a su pueblo aumentará, además ya era hora de echarse un baño.

Prosiguió a quitarse la ropa confiado quedando en calzoncillos, estaba solo después de todo ¿quién podria verlo? La respuesta era absolutamente nadie, por lo tanto no lo pensó dos veces, el calor también era insoportable y al despojarse de dicha ropa y sumergirse en el agua, era un milagro de Dios, se sentía tan fresca que izuku no pudo evitar  sumergirse más en ella y cerrar los ojos, soltando un leve suspiro de satisfacción.

—Vas a ensuciar el agua, asqueroso humano —anuncio a lo lejos escondió entre los árboles la bestia de ojos carmesí, provocando que el pecoso se exaltara, no pensaba encontrar a otra persona o cosa en ese momento tan vulnerable, primeramente, ¿quien en su sano juicio vigilaria a alguien bañándose?, ¿Donde había quedado la privacidad?

—¿Qué se supone que estás haciendo allí? —dijo apenado y  refunfuñando el peliverde, ya estaba arto de sentir su mirada cada rato, se sentía pesado, esa mirada tan penetrante que sentía que le estaba jugando con la mirada y veía todo sus pecados.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los secretos del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora