I.

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Mi regreso.

Se siente extraño estar de regreso en Japón

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Se siente extraño estar de regreso en Japón. Recuerdo que hace unos años me despedía de mi madre y mi hermano mientras me marchaba hecha un mar de lagrimas hacia un país totalmente desconocido. Todo se debió a que me habían admitido en un prestigioso colegio para mujeres por una beca que me otorgó mi antigua escuela y mi madre no quiso que desaprovechara la oportunidad.

Por supuesto que me había negado, no quería dejarla a ella y a mi hermano solos, pero ella contestó a mis negaciones diciendo que no podía permitir que desperdicie mi juventud trabajando en un negocio que no dejaba mucho dinero, por lo que, con un gran pesar entendí que ella sólo quería lo mejor para mi. Aun así, de igual forma fue difícil despedirme de ellos.

Cuando llegué a los Estados Unidos, con temor y un horrible sentimiento de soledad embargándome, me prometí a mi misma esforzarme al máximo para finalizar rápidamente mis estudios y así poder regresar al lado de mi familia. Luego de varios años de mucho esfuerzo y dedicación, finalmente logré culminar mis estudios exitosamente a la edad de 17 años y por dicho motivo, hoy estoy de regreso en mi país natal.

Sumida en mis pensamientos sobre los largos años que pasé en el colegio de mujeres y mi familia, bajé del avión. Después de realizar el protocolo típico de los aeropuertos, me acerqué a la sala de recogida de equipaje para tomar mis respectivas valijas.

Cuando me dispuse a tomar las maletas, con sobre esfuerzo intenté sacarlas de la cinta.

— Debí de haber metido menos ropa. — murmuré para mi misma mientras seguía luchando por sacarlas.

— Señorita, permítame ayudarla.

— ¿Eh?

Un chico que no había notado que estaba a mi costado tomo mis maletas y las dejó a mi lado, luego tomó la suya de color azul; me regaló una pequeña sonrisa y empezó a caminar.

Un poco desconcertada por la grata sorpresa, tomé mis maletas y me dispuse a caminar a paso acelerado para alcanzarlo.

— Di-disculpa. Gracias por ayudarme con las maletas. — dije jadeando un poco por el previo sobre esfuerzo.

El chico se detiene y posa su mirada en mi.

— No fue nada. — dice en un tono amable, con un acento un poco cómico pero que me resulta extremadamente adorable.

— ¿De dónde eres? — le preguntó con genuina curiosidad mientras le muestro una sonrisa.

— Soy de Rusia pero vine a Japón porque quiero empezar a trabajar como boxeador. — continuó mostrándome su bonita sonrisa.

La hermana de Ippo - Volg ZangiefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora