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¿Cita?

Me desperté temprano como siempre

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Me desperté temprano como siempre. Hoy me tocaba tomar clases en la universidad, por lo que, después de estirarme adecuadamente, me dispuse a hacer mi rutina de limpieza mañanera.

Una vez lista, fui a la cocina donde se encontraban mamá y un Ippo vestido con su característica ropa deportiva.

— Buenos días, mamá, Ippo.

— Buenos días, Nozomi. — Respondieron ambos al unísono.

— Siéntate a desayunar, hija.

— Sí, mamá. Gracias.

Desayuné un poco más apresurada de lo habitual, quería llegar temprano a mis clases.

— ¿Vienes conmigo, Nozomi? — Preguntó Ippo.

— No. Vete tranquilo, recuerda que ya se llegar sola. — Sonreí.

— Sabes que no tengo ningún problema en acompañarte.

— No quiero que tus admiradores nos detengan cada dos por tres. — me crucé de brazos fingiendo estar enfadada.

– ¿C-cuales a-dmiradores? — Río nervioso.

— Deja de ser modesto, admite que te estás volviendo muy popular. – me burlé.

Ippo no pudo contrarrestar mis palabras por lo que se limitó a reír nervioso.

— Ya vete, tonto. Puedo llegar sola, confía en mi. — Sonreí ampliamente.

Ippo asintió varias veces y se marchó. Imité su acción y comencé a caminar por las ya conocidas calles de Tokio.

Los recuerdos sobre lo sucedido ayer no dejaban de pasar por mi mente. El hecho de haber visto a Volg y descubrir mi verdadero sentir provocaba que sintiera nervios y mi corazón latiera como si acabara de correr una maratón.

La necesidad y el anhelo de verlo volvía a hacerse presente en mi. Quería volver a escuchar ese hermoso acento, admirar esos hermosos ojos turquesa similares a las gemas del mismo color, y nuevamente, sentir que esas sonrisas eran únicamente para mi.

De repente, pude divisar la calle que servía de atajo entre mi trayecto a casa y la universidad, justamente por donde está el gimnasio Otowa.

Después de todo, aquel idiota no me mintió.

Fruncí el ceño al recordar lo que estuvo a punto de suceder cerca de aquel lugar. Involuntariamente, mi cuerpo empezó a temblar al pensar que podría encontrarme con Maoshiba otra vez.

Desde aquel día que intento hacerme daño, no lo he vuelto a ver por la universidad y el hecho de que quizás esté merodeando por esos lugares me asusta.

Quise retroceder y alejarme lo más que pudiera de aquel lugar.

Empecé a caminar y mi cabeza giró para mirar aquella calle, quería asegurarme que no hubiese nadie.

La hermana de Ippo - Volg ZangiefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora