Capitulo 24

101 8 8
                                    

Tus ojos se abrieron como platos al escuchar eso.

T/N: Me acabo de levantar, y no me siento muy bien...

Buda: ¿Estas enferma? -Preguntó extrañado.

T/N: Creo que me llegará la regla. -Mentiste, intentabas excusarte de cualquier forma para no salir.

Buda: Deja de mentir, T/N... -Suspiro ondo.- Solo quiero hablar contigo de lo qué pasó.

T/N: Yo se que estuvo mal, perdón... siempre intento alejarme de él, te lo juro.

Buda: Lo se... ya no me pidas perdón, tu no eres la culpable de esto. Solo... solo déjame verte y hablemos las cosas bien.

Mordiste tu labio inferior y te miraste en el espejo de tu tocador. Estabas horrible.

T/N: Me veo horrible Buda... ¿No puede ser más tarde?

Buda: Estaré todo el día fuera, tengo trabajo que hacer y no podré trabajar bien si estoy mal contigo. Puedo pasar a tu casa si no quieres salir...

Pensaste unos segundos en silencio. Ya habías hecho sufrir mucho a ese pobre príncipe.

T/N: Esta bien. Entra...

Colgaron la llamada, te levantaste como pudiste y te metiste al baño. Comenzaste a lavarte el rostro, peinarte y te cambiaste de pijama. Querías al menos verte presentable para el.

Cuando saliste del baño diste un pequeño brinco del susto. Ahí estaba, observando todo el desorden de forma preocupada. Segundos después te miro, haciendo que su mirada de preocupación incrementara.

Buda: ¿Qué paso?

T/N: Nada... ¿Por qué?

Buda: Deja de mentirme.

Hubo varios segundos de silencio entre los dos, hasta que Buda decidió caminar hacia ti. Jamás, y aun que lo intentaras, podrás sentirte grande al lado suyo. Era de complexión tan brusca que la mayoría de divinidades en los cielos se veían pequeñas al lado suyo, y tu no eras la excepción.

Tu mirada se elevaba cada vez mas mientras el príncipe se acercaba a ti. Te sentías tan impotente al lado suyo. Buda te miró por varios segundos en los que tu en ningún momento desviste la mirada. Estabas nerviosa, si, pero te sentías tan mal que ni siquiera podías reaccionar.

Buda: Perdón... -Dijo mientras acercaba su mano y acariciaba tu mejilla.- Estaba tan enojado que no podía dirigirte la palabra, te pido perdón y también me pido perdón a mí mismo... reaccionar así estuvo muy en contra de mis principios.

T/N: Esta bien... no pasa nada.

Buda: No, si pasa. Fue un error muy grande de mi parte... ¿Lloraste toda la noche por eso?

Tragaste saliva fuertemente y desviaste la mirada.

T/N: Si... -Mentiste.- Pero ya da igual... lo importante es que reconoces tu error. -Quitaste su mano y caminaste hacia tu cama, empezando a recoger todo lo que estaba tirado.

Buda: Hey... no. -Se agacho contigo y te detuvo, haciendo que te pararas junto a él.- Se que estás acostumbrada a este tipo de tratos... pero quiero que sepas que no es normal que te desveles por cosas así. Jamás volveré a tratarte de esta forma y no quiero que lo confundas con amor por que... no lo es.

Lo miraste fijamente a los ojos. No podías creer lo que te decía. Mientras mas hablaba peor te sentías pero tenias miedo de contarle la verdad.

T/N: Esta bien... te perdono. Yo se que no lo hiciste para hacerme mal. -Le sonreíste y la mirada de Buda cambió a una de tristeza.

Como si de un regalo por los angeles se tratara, sentiste una sensación que de verdad necesitabas y no lo sabias. Sus pechos chocaron uno con el otro, sentías su corazón palpitar mientras sus brazos te acobijaban y su frente chocaba con la tuya en un cálido abrazo. Al instante lo correspondiste como pudiste, ya que sus brazos te tenían ligeramente encarcelada contra el. Cerraste los ojos y suspiraste ondo, después de todo, Buda te daba lo que ningún Dios te ha logrado dar, y no se trataba de regalos lujosos, palabras, tratos o sexo, sino de paz.

T/N: Te amo.

Buda: Y yo a ti.

un mes después

Buda y tú caminaban por el jardín de su templo. Ambos reían y se tomaban de la mano mientras caminaban por el pasto descalzos. Llevabas tu traje típico de tu cultura y el de la suya, los dos de color blanco, estabas llena de joyas de oro decoradas con cristales y el también llevaba una que otra joya.

El príncipe se sentó en la orilla de una de las fuentes, tu te quedaste parada enfrente suyo. Se miraban con amor, aprecio y respeto mutuo, cualquiera que estuviera ahí podía presenciar el Aura tan armónica que se forma alrededor de ustedes dos.

Se sonreían mutuamente mientras Buda te tomaba de la cintura y te acercaba hacia el, tu aun parada acariciabas el cabello largo y sedoso de tu pareja.

Buda: Me es imposible no admirar tu belleza, ya quiero que vivas conmigo y seas dueña de todas mis pertenencias... -Dijo, sin quitar la mirada fija en tus ojos.

Tu reíste de la felicidad. Jamás habías estado tan enamorada y en paz al mismo tiempo. Era una sensación adictiva para ti.

T/N: En una semana es tu graduación... -Acariciaste su mejilla.- No quiero que te vayas. Llévame contigo.

Buda: Tu sabes que yo lo haría sin pensarlo... pero debo de hacer mi servicio en la tierra antes de volver a los cielos. -La sonrisa de ambos se desvaneció un poco.

T/N: Te extrañare tanto... no habrá hora ni minuto en el que no piense en ti.

Buda: Me siento igual que tu, pero todas esas horas y minutos lo valdrán el día que vuelva y nos casemos.

Sonreíste y seguidamente el también. Mordiste tu labio inferior.

T/N: No puedo esperar por ser tu esposa... -Tomaste sus mejillas y lo besaste, un beso que fue correspondido en ese mismo instante.

Buda: El día que vuelva quiero que me recibas con mil besos tuyos... -Reíste.- No estoy jugando, T/N. -Reía al unísono que tu.

T/N: Te recibiré de la mejor forma, Siddhartha. Eres y siempre serás el rey de mi corazón.

Buda sonrió ampliamente al escuchar lo último que dijiste, cuando sentiste que una de las telas que tapaba tu abdomen caía rápidamente, algo que hizo que te alarmaras y la tomarás.

T/N: ¿Qué haces? Estamos en tu jardín.

Buda: Tu misma lo dijiste, mi jardín... y yo decido que hacer en el.

El último mes, Buda se había desecho de toda timidez y pulcritud hacia ti cuando se trataba de tener relaciones. Era como si la gran energía sexual que te rodeaba por naturaleza se había apoderado de él, y a su misma vez, también había incrementado la confianza en ambos.

Buda: Que bien te quedan los vestidos... -Esta prenda mencionada cayó al pasto, dejándote completamente desnuda frente a él.- Pero aveces gustas más así. -Sonreíste mientras sus manos te sujetaban de la cintura y tú levantabas una de tus piernas para recargar tu rodilla en la de el.

T/N: Me daría mucha vergüenza que alguno de tus trabajadores nos vea.

Buda: Que nos vean... -Sus manos bajaron hasta tus glúteos, apretándolos con fuerza.- Eso no me impediría seguir. -Reíste.

T/N: ¿En qué te convertiste?

Buda: Mas bien, que me convertiste... -Ibas a volver a reír pero la lengua del masculino empezó a recorrer todo tu abdomen, convirtiendo tu risa en un pequeño suspiro.

OPUESTOS • SNV FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora