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Hace muchas eras atrás. En los comienzos de la vida, en los inicios de las nuevas generaciones ... .existían dos astros, dos estrellas, dos "yjet" completamente distintos. Uno de ellos representa la luz, como los rayos de aquel lucero que alumbra los días del Dios de la vida, aquel Dios al contemplar el resplandor tan puro de aquel muchacho decidido ponerle de nombre "Dielli".

Y el otro muchacho, que representa la luz de la oscuridad, una luz sin sentido que alumbra las noches del Dios de la destrucción, y aquel temible Dios al apiadarse de aquel lúgubre resplandor, decidió ponerle de nombre "Hëna".

Dielli creció en gracias y belleza, con los cuidados de aquel Ser, que desde el inicio tuvo el valor de criarlo como "suyo".

El se convirtió en un Joven de inmensa belleza, blanca y pura como la nieve, cabellos ondulados de un color dorado como aquel mineral por la cual todos las "bestias" se quitan la vida con tal de tenerlo en sus manos, unos ojos rasgados y del color del mar, con un cuerpo delgado pero fuerte que puede resistir a cualquier acontecimiento.
Un muchacho con una voz fina y suave como la brisa del verano, con un inmenso afecto hacia el que se lo merece, un joven con el alma más acrisolada y verdadera de todo aquel mundo.

En cambio Hëna creció en fuerza, orgullo y arrogancia , con los mínimos cuidados de aquel miserable Ser, que desde el inicio tuvo el descaro de utilizarlo como si de un objeto se tratara para sembrar el MAL en el mundo.

El se convirtió en un joven de gran fuerza y de un impecable físico que a cualquiera le daria envidia, cabellos lizos de color del carbón, de aquella piedra sedimentaria que venden y compran para partirlo, quemarlo y usarlo para crear calor, unos ojos grandes y finos de color de la plata un pigmento que nadia podria tener en su miserable vida, con un cuerpo fuerte y bien formado y marcado que puede resistir culaquier situación.
Un hombre con una voz grave y fuerte como las rafagas de las heladas del invierno, con un inmenso desprecio hacia todos aquellos que no tienen el valor de enfrentarlo con la cara en alto, un hombre con el alma más oscuro y lúgubre de todo aquel miserable mundo.

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Welt al comienzo, no estaba de acuerdo con aquel atrevimiento de ambos seres. El criar cada uno, un astro por su cuenta. Al enterarse del caso, un poco más y terminaba con la existencia de JĪbana y Vināsa.

Pero con el paso de los años se dio cuenta que Dielli crecía en buenas manos con Jībana. Que como dije desde un principio lo crió como suyo, con amor y bondad.

Sin embargo, no confiaba mucho en Vināsa, que era la misma muerte en persona, lo crió como a cualquier cosa, como si de un objeto se tratase.
Pero Welt no quiso siquiera hablar con la "muerte" por el fuerte carácter que puede llegar a tener ese ser.

Así que decidió dejar a ambos dioses con el trabajo de "criar" a los niños.

Pasaron los años (7 en realidad) pero
Welt se sentía alegre por la fuerte presencia de esos dos muchachos, que en esos momentos de su niñez los observaba desde lo más alto de su templo.

Los veía reír y llorar juntos como si de hermanos se tratase, pero como todo tiene que dar vueltas en la vida, Vināsa no estaba muy alegre con la amistad que los niños tenían. Él quería que Hëna se convirtiera en el guerrero más poderoso de todo aquel "miserable" mundo.
Su plan desde el nacimiento de Hëna, es dominar el mundo y tener todo el poder en la palma de su mano y así poder tener a su lado a la mujer que tanto ama en el mundo.

El resplandor de la luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora