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—Disculpa, ¿Sabes dónde está el salón 3-B? —Una dulce voz llamó la atención de HueningKai, que asintió, apuntando a una dirección

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—Disculpa, ¿Sabes dónde está el salón 3-B? —Una dulce voz llamó la atención de HueningKai, que asintió, apuntando a una dirección. —Muchas gracias.

El pelinegro asintió, siguiendo leyendo su libro, esperando a BeomGyu.

No lo veía desde el viernes donde pasó 'Eso' y estaba nervioso sobre cómo el chico iba a comportarse con él. Ante todo, no quería que se comportara con él seco, no quería que lo ignorara y no quería que se comportara diferente.

Si él no lo iba a hacer, tampoco BeomGyu.

—¿Estás leyendo Demian? Es mi libro favorito.

—Es de una tarea de literatura.

—Oh. —El chico frunció sus labios al mismo tiempo que se quedaba junto a Kai, y él volteó a verlo, llamando su atención.

—Disculpa, ¿Necesitas algo más?

—La verdad es que soy nuevo y no sé dónde apuntaste. —Mirada baja, manos juntas y postura regida. El pelinegro recordó cuando volvió a repetir año y todos se sentían atemorizados con su presencia. Cerró su libro, miró la puerta, verificando que BeomGyu todavía no venía, y tocó el hombro del chico, que sus ojos rápidamente se guiaron a esa mano.

—Si quieres te llevo, salón 3-B, ¿Verdad? —La sonrisa del chico, más que comenzaron a caminar fue lo que formó un silencio incómodo, y más para el pelinegro.

—¿Y? —La voz preguntó y HueningKai sólo hacía pequeñas muecas con sus labios, presentando la incomodidad.

—¿Cómo te llamas?

—Choi SooBin.

—Yo soy Huening Kai —Una risita por parte del chico, y ahora el pelinegro bajó la mirada.

Era bueno socializando, sólo que no sabía que hacer junto a un chico lindo, no quería parecer una completa idiota, o no quería hacer saber eso. Relamió sus labios al mismo tiempo que seguía caminando inundado en un silencio incómodo. Y realmente se cuestionó si así había sido una sola ocasión con BeomGyu.

Los silencios con BeomGyu jamás existían porque se la pasaban hablando ambos. Cuando uno no quería hablar, el otro hablaba y hablaba para hacer sentir mejor al otro, sea contando chistes o contando anécdotas graciosas, y siempre lograban sacarse una sonrisa. Ese día no era así con SooBin.

Llegaron hasta el nombrado salón, haciendo a HueningKai parar, pero el pelirrojo sólo lo miró.

—¿Crees que podamos comer juntos hoy en el receso? Soy nuevo y no conozco a nadie, ¿Puedo? —La boca abierta del pelinegro señalando sorpresa, sus ojos bien abiertos y sus cejas alzadas hicieron a SooBin reír, sacando otra risita nerviosa de HueningKai.

—Claro, no hay problema, ¿En qué salón estarás antes de receso?

—No puedo creer que hoy llegué tarde, tuve que entrar por la ventana

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—No puedo creer que hoy llegué tarde, tuve que entrar por la ventana. —Se quejó el rubio, y HueningKai solo veía los salones por los que estaban pasando, llamando la atención de su mejor amiga. —¿Buscas algo?

—El salón 6-H...

—Está por allá, ¿Para qué?

—Hay un chico nuevo y lo invité a almorzar con nosotros. —BeomGyu sonrió, asintiendo.

—Nuevos amigos, me agrada, te acompaño por él. —El mayor asintió, y guardó sus manos en los bolsos de su sudadera, caminando con un BeomGyu hablador, que solo hablaba y hablaba sobre su día, haciendo a HueningKai sonreír nuevamente.

—Así que entraste por la ventana.

—No me podía levantar porque me duelen las piernas, no pude caminar por todo el fin de semana. —Había veces en las que el menor no tenía filtro y muchas veces apenaba al mayor, porque sin darse cuenta, muchas veces contaba cosas privadas de ellos dos.

Muchas veces BeomGyu terminaba contando varias cosas en voz alta, llamando la atención de otras mesas, y siempre terminaba diciendo algo que incomodaba al comensal del lado, haciéndolo marchar. Cosa que ambos encontraban divertidas, y apenada.

Apenas llegaron, una cabellera roja saltó de alegría al ver al pelinegro, quitándose los audífonos para pararse frente a los dos chicos, que lo veían con una sonrisa.

—Hola, soy SooBin, mucho gusto. —El rubio había aceptado el saludo con gusto, sonriendo, y HueningKai sonrió más fuerte al ver esa sonrisa, sintiendo de nuevo esas mariposas en su estómago.

—Soy BeomGyu, el gusto es mío. —Volteó a ver al pelinegro, que tenía una sonrisa estúpida, y luego lo codeó, sacándolo de su trance. —Vamos a nuestro lugar, hoy hace buen clima.

Ambos asintieron, viendo al menor caminar lento, mientras la cabellera roja se acercaba al pelinegro, sonriendo pícaro.

—Oye... A ti te gusta BeomGyu, ¿Verdad?

—¡No, es mi mejor amigo! ¿Por qué dices? —Abultó sus labios, entrecerrando sus ojos y alzando sus cejas, y luego rió, volviendo a susurrar.

—La forma en que la miras es como todo chico desea ser mirado. —Comenzó a contar. —Sólo lo ves a él, sonríes en cuánto sonríe, y suspiras cada que él se mueve, si eso no es amor no sé qué es.

—¿Por qué todos se dan cuenta menos él? —Ver a SooBin suspirar, verlo fruncir sus labios y luego fruncir su ceño hizo a HueningKai repetir su acción.

—Debes decirle.

—A él le gusta alguien más.

—Dile que tienes un crush con él.

—Es más difícil de lo que crees. —SooBin rió, y luego volteó a verlo.

—Me gustas.

El sonrojo golpeó a HueningKai, sus mejillas sonrosadas, sus ojos bien abiertos y sus labios fruncidos, aparte de que comenzó a verificar varias veces si el menor no había escuchado las palabras del pelirrojo.

—Me acabas de conocer.

—Eso no me impide estar enamorado de ti, Huening Kai. —El otro torció sus ojos, y luego resopló. —¿Nunca intentaste darle celos?

—No le gusto, sería estúpido.

—No sé, juntarte más con alguien, pasar más tiempo con alguien, ya sabes... celos en todo su resplandor.

—Esplendor. —Corrigió. —Y no, jamás.

—Intentalo...

Ver a HueningKai pensar, verlo fruncir sus labios junto con su ceño, significa que estaba pensando algo.

—Los celos son algo feo... no me gustaría.

—Vaya, llegamos. —SooBin sentándose a su lado, dejando a un BeomGyu con el ceño fruncido, que se sentó frente a HueningKai. —¿Qué dices del poder de los celos?

—Oigan, dejen de secretearse... —Un rubio haciendo un puchero fue más que suficiente para que el pelinegro empujara al pelirrojo centímetros de él, y luego BeomGyu sonrió, y SooBin le miró con una sonrisa.

 —Un rubio haciendo un puchero fue más que suficiente para que el pelinegro empujara al pelirrojo centímetros de él, y luego BeomGyu sonrió, y SooBin le miró con una sonrisa

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<3

٠ ˖ ࣪♡̸ Diet Of Sex  ִֶָDonde viven las historias. Descúbrelo ahora