Réquiem del corazón

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La batalla era brutal.

Revali sentía todo el cuerpo vibrar de dolor, sus plumas chamuscadas por el rayo de aquella Ira y la sangre fluir por la pierna donde le había rozado el disparo. Pero su voluntad era más fuerte, y sin importar lo mucho que se sacudían de dolor sus alas retomó el vuelo, disparando con su arco en un esfuerzo por derrotar a la criatura infernal.

Pero llegados a este punto con su cuerpo casi al límite el campeón se dio con la cruel realidad: que sin importar todo su esfuerzo el resultado ya estaba escrito.

―¡Agh!

El cansancio no le permitió esquivar a tiempo y termino siendo golpeado en el aire, su espalda estampándose duramente contra una de las columnas de Vah Medoh. Su bestia divina pareció vibrar dentro de su mente, como si quisiera ir en su ayuda, pero el monstruo de Ganon ya había corrompido casi todos sus sistemas, no había nada que pudiera hacer para retrasar lo inevitable.

Revali torpemente activo la señal de ayuda mientras volvía a levantarse, sin importar quedarse sin plumas, con su pierna pulsando y brotando sangre, su vista cada vez más borrosa. No podía rendirse, tenía que levantarse- tenía que salvar a Hyrule, cumplir la promesa que le hizo a la princesa, demostrar que esto no era nada, que podía traer orgullo y gloria a su pueblo-

Que aún viviría para decirle al caballerito "te lo dije" mientras era nombrado como el héroe indiscutible de Hyrule, vería su rostro cambiar del molesto estoicismo a la sorpresa genuina, observando impotente como le arrebata su título.

Y en medio de todo eso, imagino una sonrisa en esos labios siempre tensos, una que le hizo sentir un cosquilleo en el pecho similar al que había sentido la primera vez que se conocieron. Una acompañada de sus manos firmando un "felicidades, Revali" mientras sentiría cuerpo del hyliano rodearlo en un abrazo.

―¡Medoh!

Gritó con impotencia al ver el último de los canales de Vah Medoh corromperse, llenándolo de malicia.

Con el cuerpo temblando se levantó y alzó vuelo, pero apenas se elevó unos metros aquella criatura se abalanzó sobre si, devolviéndolo al suelo y arrojando su arco lejos.

Estaba acabado, no tenía fuerzas ni armas, no podía acceder a su carcaj y aun así, ¿de que serviría intentar clavarle una de sus flechas? No le haría un rasguño. Todo su cuerpo temblaba de dolor y apretó los dientes, sintiéndose miserable, pero aun así no le daría el gusto a esa criatura del mal. Si iba a morir lo haría con honor, mirando con odio a aquel que corrompió a su bestia divina.

Internamente rogó que Mipha, Urbosa y Daruk lo hubieran logrado, que el fuera el único patético en ser vencido, que hayan sido capaces de defenderse y ayudar a Link y la princesa, que su sacrificio y pelea valieran la pena. Pero no importó que tanto intentó forzar el pensamiento, él sabía la realidad.

Habían perdido.

Mientras veía directamente a la Ira del viento en cámara lenta cargar su último disparo, un recuerdo llego a su mente: Unos brillantes ojos azules admirando desde la distancia a Vah Medoh, su cabello meciéndose con fuerza debido al viento mientras el mismo descendía sin perder detalle de aquel rostro, donde por una fracción de segundo juró ver una emoción genuina en esos siempre fríos orbes azules, una que así como vino se fue.

Una emoción que había tratado de volver a ver en todos esos meses juntos, sin importar que fuera a través de palabras mordaces, insultos y retos. Para tener la atención de esos ojos sobre si, donde al menos por un segundo se olvidará de la princesa y le diera la atención que se merecía al gran Revali, donde le dedicará una sonrisa tenue como aquella que tuvo el gusto de presenciar durante sus entrenamientos privados, una que conforme más se acercaba la calamidad desapareció por completo.

Réquiem del Corazón (Revalink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora