Una nueva oportunidad

Capítulo 3

  Pasaron meses, Valt y Aiger se encontraban a menudo para tener citas. Hacían todo lo posible para que nadie notará lo cercanos que se habían vuelto. Para el peliazul era casi imposible no tocar al contrario. Quería besarle, tomar su mano y acariciar su cuerpo.

  Para Aiger era difícil también. Él quería volver a estar como aquella noche hace meses atrás. Las manos de Valt en sus caderas, los besos entre ambos, quería volver a sentirlos en su cuerpo.

  Los padres de ambos notaban algo extraño en los comportamientos de ellos. Comenzaban a sospechar de lo que hacían cuando estaban solos. Se pusieron de acuerdo en espiarlos para saber de una vez que pasaba.

   Unos días después cuando Aiger y Valt se encontraban con la casa sola para ellos, fueron a la habitación. Comenzaron a besarse tiernamente y pegar sus cuerpos en busca del calor del otro. Había pasado un tiempo desde su última salida juntos y ansiaban el tacto del otro. No planeaban llevarlo lejos, solo se darían besos y caricias, después de todo estaban en la casa del castaño. El padre del Akabane era un hombre que seguramente no le agradaría encontrarse con su hijo en la cama con otro hombre.

  Estaban pendientes del más mínimo sonido que indicara que los padres de Aiger habían llegado para evitar que los vieran de esas manera. Largo rato paso y se encontraban sentados y abrazados dedicándose palabras de amor.

   Los padres de ambos ya estaban por llegar. Entrarían a la casa de la manera más callada posible. Los padres de Valt estaban nerviosos. Ellos querían saber si sus sospechas eran ciertas.

   Todos tenían en claro que ellos se conocían desde hace muchos años asi que sería normal que sean tan unidos, pero la manera en la que actuaban recientemente era más unida de lo normal.

  Valt con el castaño en brazos, se imaginaba una vida en donde no tuvieran que estar escondiéndose de lis demás. Él quería casarse con él Akabane, tener una familia y una hermosa casa. Quería darle todo lo que el merece y más.

  Aiger solo se limitaba a ver a Valt con ojos llenos de amor. El rostro del mayor cuando pensaba le era atractivo. De momento, el sonido de la puerta abrirse los saco de su burbuja.

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  Todos se encontraban sentados en la mesa. El silencio era lo que gobernaba el ambiente. Cuando la comida llegó a la mesa, todos comenzaron a comer. Los sonidos de los utensilios sonando más fuerte de lo normal. Aiger no se miraba hacia arriba, su mirada fija en su plato. Valt trataba la comida lentamente sintiendo las miradas de otros en la mesa.

  "Así que Valt, ¿Cuál es el plan que tenían en mente?"- pregunto la madre de el castaño.

Treinta minutos atrás~

  Valt y Aiger escucharon la puerta de la entrada abrirse de una manera silenciosa. Les pareció extraño y su primer pensamiento es que habían entrado a la casa a robar. Valt se levantó para escuchar quienes subían. Los padres de ambos no hicieron buen trabajo en mantener silencio. Ambos jóvenes se sentaron en lados opuestos de la habitación, Aiger en su escritorio y Valt en un silla en la otra esquina.

  El padre de Aiger siempre tenía la costumbre de abrir la puerta sin tocar. Entró esperando verlos de una manera comprometedora, pero ambos estaban sentados hablando de algún tema trivial. Los padres se cuestionaron que hablaban, pero eso rápido fue correspondido cuando el castaño les comento sobre una idea que ayudaría al trabajo de sus padres.

Tiempo actual~

"Bueno Sra. Akabane, Aiger y yo pensamos que sería mejor expandir el negocio a otras ciudades más lejanas."-comentó el peliazul calmado en exterior, pero nervioso en interior. Si no hubiera alcanzado a oír la puerta, ellos hubieran estado en serios problemas.

  El padre de Aiger le pareció una buena idea. Continuaron hablando de otros temas y disfrutando la cena, al menos los demás lo hacían, los dos jóvenes aún se encontraban nerviosos por casi ser atrapados.

  Al final debían de estar felices de no haber sido atrapados.

  Esta ocasión tuvieron suerte.