⬝ Contradictorio. ⬝ Miguel O'hara & Peter B. Parker|| SpiderHusbands

⭔ Uno de Dos.⭔

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Cuando ingresó la clave por tercera vez y el ruido de alerta volvió a resonar, una mujer del tamaño de una Barbie, se materializó frente a él, con una sonrisa coqueta y expresión corporal de suficiencia.

—¿Otra vez de visita, Peter? — Pregunta con un ligero tono travieso.

—Sí, de nuevo estoy aquí. — Le regresa la sonrisa, encogiéndose de hombros.

—Oh, lamento decirte que Miguel no se encuentra, pero puedes pasar si lo deseas. —Cuando dice lo último la puerta es abierta, dejándole entrar sin restricciones.

—¿Hay alguna razón por la que Miguel ha cambiado la contraseña? — Quiere saber, observando cuidadosamente el hogar del hombre. La estancia se veía limpia, no había duda de ello, pero saltaba a la vista que el dueño de la casa no había estado ahí por días. Lo sabía por el aroma. En el hogar la fragancia de Miguel era muy tenue, como si ese lugar no fuera su casa, sino un temporal lugar de trabajo. Y a Peter no le gusta eso.

—Nada en especial, recuerda que la contraseña se actualiza cada treinta días. 

—Ah, cierto. Lo había olvidado. — Restándole importancia se sienta en uno de los sillones de la sala de estar, mirando desinteresadamente la estancia.

—¿Hay otra cosa en lo que pueda ayudarte, Peter?

Peter mira al holograma por un momento. —¿Cómo está Miguel?

—Muy ocupado, ya sabes. Trabajo aquí, trabajo allá. Dimensiones y dimensiones.

—No me refiero a eso...

La imagen del holograma se altera un poco, como si la pregunta le hubiera dañado el sistema. —¿Podrías ser más específico?

Peter sonríe, un poco tímido. Se remueve en el sillón antes de continuar. —Ya sabes... Su ciclo... — Dice, muy bajito.

—¿Ciclo? ¡Ah, entiendo! — La mujercita se ajusta las gafas de corazón, y hace aparecer un calendario holográfico a la altura de Peter. —El ciclo de celo del señor O'hara sigue siendo irregular. Contando el día de hoy, tenemos cincuenta y dos días de retraso. — Explica, mientras los días en el calendario son marcados de color naranja. —La última falla lo ha tenido muy ocupado. El estrés seguramente ha ocasionado esta alteración.

—Bueno... — Peter asiente, y el calendario desaparece. —¿Él vendrá a casa hoy?

—Es muy probable que no.

Él suspira. —De cualquier forma dile que estoy aquí. No quiero que de pronto se moleste porque yo este aquí.

—Vamos, Peter. Sabes que a él no le molesta que estés aquí. — Le guiña un ojo y desaparece.

El castaño solo sonríe, contento por el comentario, pero desilucionado por la ausencia de Miguel.

Sí, sabía que el hombre estaba muy ocupado estos días, tanto que apenas cruzaban palabra, sin embargo al ir de visita esperaba por lo menos que el hogar estuviera impregnado del aroma ajeno, pero ¡Oh, sorpresa! Aquel lugar tenía menos presencia que su propio lugar de trabajo.

¿Ahora que iba a hacer? Peter había ido con la esperanza de pasar su último día de celo rodeado del aroma de su amante, pero viendo las circunstancias, no le serviría de nada complacerse ahí, al final tendría el mismo resultado que hacerlo en su propia casa.