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La puerta fue golpeada con un tono de ansiedad. El ser al interior, con una voz clara dejó pasar a la otra parte.

—Rey Bestia —, el Zorro Demonio, su segundo al mando, se veía increíblemente pálido.

Sentado en la zona más alta de la habitación el Rey Bestia que vestía unas ropas antiguas y elegantes, sólo miró de reojo antes de hablar.

—Lo sé —, asintió sin preámbulo.

El cielo y la tierra estaban rugiendo, la noche se iluminaba con los relámpagos ominosos. La tierra en el suelo se empapaba del aura de la inestabilidad.

El verdadero Rey Bestia estaba naciendo.

Era claro, el actual Rey Bestia del Oeste, un Hanyou que había tenido que demostrar su valía y poderío, ahora tenía su posición tan tambaleante como lo fue cientos de años atrás.

El elegido recién nacido sería criado por su viciosa madre y a futuro, el cuerpo del actual Rey Bestia del Oeste sería desintegrado por manos de ese niño, ese Demonio Puro a quien realmente correspondía su posición. La posición como amo.

Pero, el Rey Bestia del Oeste actual, no estaba dispuesto a dejarse morir, no estaba dispuesto a soltar todo por lo que luchó cientos de años. No iba a dejar que un mocoso que no sabía ni formar una palabra fuera quien lo pusiera en peligro.

—Shippo —, dijo con voz solemne. Su mirada dorada viendo la tinta en su pergamino—. Ya sabes qué hacer.

El Zorro demonio asintió. Aunque ansioso, sus acciones fueron decisivas, dio una reverencia y salió de la habitación camino a realizar todo por lo que había entrenado desde que se anunció la mala noticia de una noble demonio embarazada.


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En una mansión de estructura antigua, el aura demoníaca estaba en auge. Los seres en el interior estaban complacidos con el nacimiento del nuevo heredero. Un Rey Bestia destinado a doblegar a los bastardos; sin embargo, al ser el niño tan tremendamente poderoso, o quizás la ignorancia de los demonios al no haber dado a luz a niños tan seguidos, dejaron al recién nacido solo en su habitación.

La madre de ese niño estaba en otra habitación enfrascada y emocionada, hablaba sobre sus siguientes movimientos, con ojos fríos y calculadores, decidida a convertir al bebé en la marioneta que los llevaría a la gloria. Finalmente después de tanto, podrían deshacerse del Hanyou que reinaba en el oeste. Inuyasha.

Por eso, para Shippo, un zorro demonio, cuya existencia era sinónimo de engaño, encontró muy fácil infiltrarse a los aposentos del infante, rociar un polvo que se desaparecería el olor original y luego salir como si nada hubiera pasado.

Shippo salió aturdido en camino a la siguiente locación. Realmente, no esperaba que esos demonios fueran tan simples y no se les ocurriera que el Rey Bestia del Oeste podría hacerse cargo del niño, más que nada un recién nacido.

Shippo notó que el bebé habría estado muy callado en todo el proceso que hizo, así que miró al recién nacido sólo para encontrarlo serio. No parecía tener miedo, tampoco se veía como si estuviera incómodo. El incómodo era el propio Shippo que sabía que un bebé normal tendría reacciones más extrovertidas.

Bueno, tampoco era raro, este niño tenía la espiritualidad de un demonio puro, la energía demoníaca del mundo estaba destinada a ser aliada de este pequeño y atemorizante recién nacido. Tanto para él, como para Koga, la mejor forma de acabar con este problema era acabar con la vida del bebé.

Emperador DemoniacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora