Capítulo 3

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Melody y los demás llegaron a enfermería y luego fueron a dirección, donde le contaron al director lo que había pasado. Este les dijo que hablaría con Simon y los demás, pero le dio a Melody un comunicado por decir malas palabras y amenazar. Obviamente, la habían acusado. Esto a ella le molestó un poco, pero no le importó. Luego el director llamó a Emilia, Simon y Erik. Estos volvieron al aula casi al terminar el recreo y vieron con odio a la pareja.

—¿Cómo te sentís? —le preguntó Melody a su novia.

—Nerviosa —contestó cabizbaja—. Cuando me venga a buscar mi tía, me va a preguntar y no sé qué le voy a decir. O sea: por qué me pegaron —dijo levantando un poco la cabeza.

—Le decís la verdad, no hagás caso a lo que dijeron —dijo un chico que estaba sentado en el banco de atrás. Los agresores se acercaron. Melody los vio y se levantó enseguida.

—Mi amor, sentate, no quiero que te metas en más problemas —le pidió Amanda, tocandolé el brazo.

—Les advertí que esto no iba a quedar así —les recordó Melody, y de inmediato agarró una botella que había comprado en el recreo anterior y que estaba llena a la mitad.

—Mel, ¿qué vas a hacer? —preguntó Amanda. Su novia fue al banco de Emilia, agarró su mochila y la abrió.

—¡¿Qué hacés con mi mochila?! —reclamó esta. Intentó quitarle la mochila, pero Melody fue más rápida: la dio vuelta hacia abajo, dejando caer los libros y la carpeta, y mojó todo con la gaseosa. Amanda y algunos compañeros fueron a tratar de detenerla.

—¡Mi amor, no! ¡No quiero que te castiguen! —pidió Amanda.

—¡Melody, basta! ¡¿Querés que te suspendan?! —trató de advertirle una chica, pero fue inútil.

—¡No me importa si me dicen algo! ¡A quienes deberían castigar es a esos tres! —contestó mientras seguía mojando los libros de Erik y Simon. Estos trataban de detenerla agarrandolá de atrás, pero fue inútil para ellos también. La chica les pisoteaba todo. Sus otros compañeros veían todo. Unos se reían sorprendidos, ya que no se esperaban esa reacción, pero la animaban junto con otros a que siguiera mojandolés todo, mientras que otros la trataban de loca y violenta. Emilia la agarró fuerte del brazo antes de que terminara de dejarla a ella y sus amigos sin libros ni nada, y le dio una cachetada.

—¡Nosotros no te mojamos tus cosas! —Melody le contestó con un puñetazo. Cuando su enemiga estaba a punto de devolverseló, entró el director y llamó a todos los involucrados en el escándalo.

Ya en la oficina, los chicos dieron su versión de los hechos.

—Se van a quedar los cuatro después de clase por discriminación y reaccionar violentamente.

—Le habían pegado a mi novia y se creían con el derecho a tratarnos mal, ¿cómo quería que reaccionara?

—Ay, ¿no te da vergüenza decir "mi novia" ni siquiera delante del director? —se quejó Erik.

—Silencio —ordenó el director. Luego le habló a Melody con tranquilidad—. Entiendo que estés molesta, pero Amanda o vos con ella tendrían que haber venido acá a decirme como lo hicieron anteriormente. En cuanto a ustedes —dijo mirando a los demás—, que esta sea la última vez que me entero de que las siguen molestando.

—Es que no entiendo por qué las tenemos que respetar —se quejó Emilia.

—Se andan besando en frente de todo el colegio —agregó Simon.

—No es asunto nuestro meternos en sus vidas. Ahora vuelvan a clase. —Los cuatro se fueron. Al llegar al aula, Melody se sentó junto a Amanda, y Emilia, de camino a su banco, golpeó con la mano el de la pareja.

—Nosotros a ustedes no las vamos a respetar nunca, ¿entendieron? —las amenazó.

—¿No te fue suficiente con ir a dirección? —la enfrentó Amanda.

—Y además hacerte quedar dos horas después de la salida —agregó Melody sonriendo algo victoriosa a pesar de que ella también estaba castigada.

—Repitan lo que dijeron —las amenazó Simon amagando un golpe, Amanda se cubrió la cabeza, mientras que Melody se levantó para defender a su novia. Entró el profesor.

—A sus asientos, todos.

Luego de que pasaran todas las clases y las dos horas de castigo después del timbre de salida, Viktor fue a buscarla. Saludó a su hijastra sin problemas.

—Tu mamá ya había venido por tu hermano, ahora él y Sven están con tus abuelos. Ella está trabajando.

—¿No estás enojado? —preguntó mientras salían del aula e iban hacia la puerta del colegio tomados de la mano.

—Ya contaste cómo te llevás, y supongo que no tuviste la culpa. —Los padres de los otros se les acercaron.

—Disculpa —lo llamó la madre de Emilia. Viktor y Melody ya habían llegado al auto, pero se dieron vuelta—. Creo que deberías decirle a tu mujer que eduque mejor a esa niña.

—No puede ser que reaccione de esa forma —agregó el padre de Erik—. Mi hijo se quedó sin libros. Les recordamos que no son gratis.

—Quienes tienen que educar mejor a sus hijos son ustedes —replicó Viktor—. Mi hija se defendió. Enseñenlés a los suyos a no molestar a los otros.

—¿Tu hija? —preguntó la mamá de Simon enarcando una ceja—. Pensábamos que era hija de Bono.

—Entrá al auto —le dijo a Melody, y la adolescente abrió la puerta y subió—. Sí, pero eso no les importa. —Entró al auto y se fue.

***

A la tarde, estaba la familia reunida. Sven estaba en el piso con un juguete.

—El director nos dijo lo que pasó, pero sabés que estamos de tu lado. No te voy a castigar —le aseguró Saskia.

—Nos trataron muy mal, y encima Erik le pegó a Amanda. Perdí la paciencia y mojarles los libros fue lo que se me ocurrió hacer, pero no me arrepiento de lo que hice.

En casa de Amanda, ella había estado muy callada hasta que su tía volvió a preguntarle qué había pasado.

—Tengo que saber quiénes te pegaron, qué fue lo que pasó. Nunca te habían pegado en el colegio. —Amanda la miró, pero seguía muda, tenía miedo. A pesar de que Gabrielle siempre había sido buena con ella y, obviamente, con su hermana, y de que había estado yendo a terapia, no dejaba de recordar cómo eran sus padres con ella. Recordaba las veces que le pegaron y castigaron por algo que le pasó en el colegio, incluso sin tener la culpa. Entonces, de algún modo creyó que su tía haría lo mismo. Además, también recordó lo que le habían dicho sus compañeros. De hecho, apenas se animaba a mirarla.

—Erik me pegó, tía —hizo una pausa y luego continuó—, Melody y yo somos novias —reveló con nerviosismo—. Emilia, Simon y Erik volvieron a molestarnos por eso. Erik me pegó diciendo que no les faltará el respeto —contó mientras le empezaban a brotar las lágrimas—, Melody les mojó los libros y las carpetas, y por eso se quedó en detención. —Finalizó y siguió llorando. Gabrielle la abrazó.

—Ya pasó, estás acá conmigo.

—¿No me vas a echar de la casa?, ¿pegarme?, ¿nada? —preguntó mientras la miraba algo sorprendida.

—Sabés que no soy como tus papás. Esos tres te dijeron cosas, ¿no?

—Sí, me dijeron que no ibas a querer saber nada con tener una sobrina lesbiana.

—No les hagás caso.

—Perdón que te hayás enterado así. No sabía cómo decirte, fuiste la última en saberlo.

—Eso no importa. Me alegro por vos y por Melody. —Se sonrieron y se volvieron a abrazar. Se apartaron un poco—. Así que apenas entrás al secundario y ya tenés novia —sonrió mientras le hacía cosquillas. Amanda se reía.

—Tenía miedo al principio, pero Melody aceptó ir despacio.

—¿Pero ella ya te gustaba?

—Sí —contestó sonrojandosé.

Aceptación 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora