No abras los ojos mi pequeña Lucía.
Hace más de diez años que tuve mi primer sueño. Era tan divertido soñar en aquel entonces.
Pero algunas veces, era inevitable de no sentir miedo.
Y sin saberlo, empezaba a asfixiarme por la falta de aire, solo podía escuchar como mis huesos se rompían y podía sentir que mi voz no salía; quedándome muda por un instante. Escuchando una lóbrega voz que a lo lejos me decía
“No abras los ojos, mi pequeña Lucia”.
Lo que era extraño, porque ni siquiera es mi verdadero nombre.
Y sí…
¿Tan solo quería advertirme de un peligro?
De un dolor. Y yo, al ser tan ignorante e inocente, preferí ignorarlo.
Solo cuando crecí entendí la veracidad de aquel sueño.
Esa voz...esa extraña voz...
Era yo misma diciéndome que cerrara los ojos para no ver las escenas atroces que viviría más adelante.
Aprendí a través de la experiencia a sobrellevar el dolor. Ahora lo entiendo.
“La vida real puede ser peor que una pesadilla”.
Sé que ahora ya es tarde. Pero algunas veces, cuando todo se vuelve demasiado...
Cierro los ojos con la esperanza de dormirme y nunca jamás volver a despertar.
“No abras los ojos, mi pequeña Lucia”.
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Desahogo
شِعرY como lo dicta, son pequeños (tal vez no tanto) fragmentos y desahogos sobre mi vida. Algunas tantas son frases que me he encontrado por el Internet y que me gustaría compartir. Nada fuera de este mundo, pero que sin embargo, sigue doliendo.