IV

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Nuevamente el reloj marca las tres de la mañana, y sigo escribiéndote como si de verdad intentarás navegar en mi tinta buscando más significado a mis palabras, pero es más que aparente que no lo harás... Nunca.

Te dejas convencer por una sonrisa vacía, te conformas con que refleje la felicidad que crees que tengo, o al menos ya he aprendido a expresar lo que no siento, solo para que no me preguntes más.

Lo único que haces cuando realmente expreso lo que siento, es hacerme sentirme culpable de sentirlo,
¿tienes la culpa?
No, no la tienes, nadie la tiene, y tampoco tienes porqué lidiar con esto, sin embargo, solo me pides una sonrisa...
Sin emoción.
Sé que te duele verme así, pero me duele más que no me dejes llorar...

Me derrumbó solo cuando cae la noche y todo se encuentra en total y acogedor silencio, me sigue dando miedo la oscuridad sabes, aunque últimamente el silencio que la acompaña me a arropado muy bien, no me juzga, solo escucha y me abraza hasta que me quedo dormida...
Me deja llorar hasta quedarme seca...
Se queda conmigo hasta que el sol vuelve a colocarse sobre nosotros, ojalá a veces fueses como él, sin mencionar nada y solo me abrazaras...

¿Por qué no me quieres a mí y a cada una de mis lágrimas?

¿Por qué solo me quieres cuando sonrió?

𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐭𝐞 𝐡𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐡𝐨 - [𝙴𝚗 𝚙𝚛𝚘𝚌𝚎𝚜𝚘] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora