Cuando cae el crepúsculo

Capitulo 1: El despertar

Capítulo 1: El despertar 1/?

Se sentía pesado, sentía que cada extremidad de su cuerpo pesaba más de mil toneladas, sus ojos se sentían horriblemente pesados y tratar de abrirlos era un martirio, no sabía que día era, ni dónde estaba, parecía que su mente estaba flotando en algún lugar lejano y totalmente ajeno a su cuerpo.

Link....Link... Abre los ojos – una voz le hablaba y él la entendía, pero por más que quería cumplir su orden le era sumamente difícil despegar sus parpados ¿Por qué estaba dormido en primer lugar? ¿Quién era la dueña de la voz y por qué lo llamaba?, eran preguntas sin respuesta, siguió intentando y poco a poco lograba abrir sus ojos, hasta que luego de interminables intentos por fin lo logro.

Enfocar la vista fue otro desafío, sus ojos veían casi todo borroso y no podía distinguir ninguna cosa a su alrededor, todo estaba a oscuras y con muy poca iluminación cosa que no ayudaba en absoluto, logró girar un poco su cabeza encontrándose con lo que parecía ser otra persona, lo primero que vio fueron unos ojos de un tono rojizo brillante bastante hipnotizantes, luego de un parpadeo logró visualizar mejor a la dueña de aquella mirada, era una mujer joven de cabello naranjo bastante llamativo, curioso a primera vista, piel tintada de un azul pálido y con un rostro sumamente hermoso, fue un curioso y bello despertar.

Hey – vio sus labios moverse, pero le costó un poco notar que le estaba hablando y escucharlo fue otro tema, casi no la oía – ¿Puedes escucharme? – era para él, poco a poco su oído fue tomando los sonidos y pudo escucharla mejor – al fin despiertas – ella le sonrió, tenía una sonrisa muy hermosa, pero se veía triste y nostálgica a la vez – tú... ¿Puedes recordarme? – la pregunta fue insegura, su voz fue algo temblorosa y un suspiró siguió luego de ver que él no respondía.

Tú – su voz sonaba ronca y desgastada, había estado durmiendo por quién sabe cuánto tiempo, era normal que estuviera de ese modo – ¿Quién eres? – ella suspiró al escucharlo.

Bueno, veo que tendremos que empezar desde cero – bromeó algo nostálgica por el comentario, respiro hondo antes de poner una sonrisa brillante – mi nombre es Midna, soy una Twili, habitante del Reino Crepuscular – ella río al ver su rostro confundido, parecía intentar procesar cada palabra sin éxito alguno – existen dos mundos, el mundo de la luz y el mundo del crepúsculo, este es el mundo de la luz, pronto descubrirás por qué se le dice así – comentó divertida – yo soy del mundo del crepuscular es por eso que mi apariencia puede resultarte extraña al principio.

Ya veo – logró susurrar luego de comprender vagamente a todo lo que se refería, era información relevante después de todo, intentó levantarse fallando rotundamente al principio, tuvo que recurrir a su ayuda para lograr sentarse y pararse con normalidad – ¿Cuánto tiempo estuve dormido? – preguntó confundido mientras miraba a su alrededor, todo parecía extraño, pero a la vez era extremadamente familiar y abrumante.

Bueno... has estado durmiendo por cien años – comentó con suavidad para evitar espantarlo, claramente no funcionó.

¡¿Cien años?! – ella río divertida al ver su rostro de asombro y pánico, parecía que hubiera visto un fantasma o algo parecido – tú... me estuviste esperando ¡¿cien años?! – preguntó exaltado – nos... ¿Nos conocemos? – preguntó con cuidado.

Veo que olvidaste todo – comentó con una pequeña risa de por medio – claro que te esperé cien años, pero no de la manera en que lo piensas eso es seguro – concordó riendo mientras tomaba asiento en el lugar donde antes estuvo recostado, al ver su expresión completamente confundida decidió especificar – yo también tengo una vida sabes – bromeó divertida – venía a verte todos los días eso es cierto, pero pasaba tiempo haciendo mis propias cosas, tengo obligaciones y deberes que atender, cuando terminaba el día volvía a contarte cómo me había ido y me quejaba de los ancianos que no dejaban de exigirme terminar los papeleos – río divertida recordando sus incesables quejas con respecto a su día a día – pero si, te conozco de hace mucho tiempo... teníamos dieciséis cuando nos conocimos – recordó con nostalgia.