Capitulo 3

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Dolor infinito

El tic tac del reloj la estaba desesperando tanto que nunca imagino los segundos pasarán tan lento en circunstancias así.

Esa mañana todo marchaba a la perfección como cualquier otro día, no podía entender como todo se había ido al infierno tan rápido. De que manera su mundo se había desintegrado entre sus manos.

Había salido de su casa directo al instituto y se había despedido de sus padres entre risas y charlas animadas. Había optado por llevar esa polera a la altura del ombligo que tanto hacia enfurecer a su padre, pero que siempre terminaba accediendo a sus pequeños caprichos alegando que era lo que estaba de moda entre sus amigas.

Había probado esos exquisitos waffles que tanto le encantaban preparados con tanto amor por su madre. Había dejado que ella arrelgara su largo cabello rojizo si no se hubiera opuesto pues no era su estilo llevarlo sujeto.

Se había despedido de ellos, no sin antes haberles rogado que se cuidaran más de la cuenta pues el camino a Liverpool era largo y con las lluvias peligroso desde ese lado de Linconshire.

De haberlo sabido... le hubiera besado la mejilla a su padre y abrazado a su madre.

De haberlo sabido...

—¿Casiopea? ¿Segura que entiendes todo lo que acabo de explicarte?

El médico la miraba fijamente y un poco extrañado, pues al terminar de hablar la chica se había perdido en sus pensamientos. Como si de repente hubiera dejado de escuchar cada palabra.

La pelirroja no hizo ningún movimiento ni afirmación.  Estaba demasiado impresionada y confundida.

El hombre de bata blanca se levanto y se  sentó frente a ella.

—Se que no es fácil pero debes de ser fuerte en estos momentos tan difíciles. Es momento de que pongas toda tu atención a esto que esta pasando señorita Smith. Se que la impresión es algo que te deja paralizado y sin saber que hacer pero... debes resistir.  Ahora, como te dije hace un momento, la fuerza del choque fue tal que el auto quedó destrozado. Es un milagro que pudieran sacar a tu madre de ese lugar. El coma en el que está puede durar días, semanas incluso hay casos donde la paciente dura años en volver con nosotros, no podemos predecir con exactitud cuando sucederá eso, ahora todo depende de ella.

La pelirroja apretó con sus manos los costados de la silla metálica. Se le encogía el corazón de tal manera que no había podido pronunciar palabra alguna desde esa misma mañana. Tal parecía que estaba en un estado de shock. Se negaba a aceptar que su padre, ese hombre amoroso y tierno, había dejado de existir. Y que su madre, la única persona que le quedaba, estaba gravemente herida debatiéndose entre la vida y la muerte y encima de eso sumergida en la oscuridad.

Una lágrimas escapo de sus ojos rodando débil sobre su mejilla perdiéndose en su mentón.
¿Podía ser la vida tan cruel?

De la noche a la mañana su mundo se había acabado. Esa rutina monótona y aburrida como solía llamarla, ahora se le hacía lo más preciado y anhelado.

Ver a su madre llena de contusiones y vendajes, siguiendo el ritmo de su corazón atravez de una maquina y su cuerpo inmóvil le estremecía y llenaba de impotencia. De un miedo terrible. Paralizante.

Alfas Caidos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora