Capítulo II

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A los tres días estaba liado con mis redes en la playa y la vi aparecer sonriendo, me saludó con dos besos y un abrazo.

JULIA: Podemos hablar en algún lugar más discreto.

La invité a entrar en casa y nos sentamos en un pequeño sofá, me miró riendo, me abalancé para besarla y ella me paró apoyando una mano en mi pecho.

JULIA: Espera, espera, fiera, que quiero hablar antes contigo hombre. Tengo una agencia que trabaja para varias revistas de moda, he enseñado tus fotos a varios agentes y se han vuelto locos de lo que han visto.

La miraba con cara de tonto sin entender muy bien lo que me estaba diciendo.

JULIA: Lo que te quiero decir Yul, es que me gustaría que vinieras conmigo un día o dos a la ciudad, hacerte unas cuantas fotos más y presentarte algunas personas que podrían impulsar tú carrera.

YO: A ver, a ver, si no salgo a pescar cada noche no gano dinero, si no gano dinero no como, y me podrías decir por favor de qué coño de carrera me estás hablando, que yo las únicas carreras que hago es recorriendo la red de pescar arriba y abajo.

JULIA (riendo): Perdona que no me exprese bien, tú chaval, tienes un don para posar, eres guapo a rabiar y tienes un cuerpazo, puedo conseguir que seas un modelo de puta madre, que te ganes la vida sin tener que madrugar tanto para ganarte cuatro perras para vivir al día, me entiendes ahora, por los días que vas a perder no te preocupes, te los pagaremos.

Me miró a los ojos y puso su mano sobre la polla cogiéndola, empezando a moverla, me besó, yo la agarré por la cintura, tocándole con la otra mano una teta acariciándosela, me quitó la camiseta y me desabrochó el pantalón, agarrándome la polla por dentro del calzoncillo, le quité la blusa y el sujetador metiéndome un pezón en la boca chupándoselo suavemente, ella gimió, se puso de pie quitándose la falda y bajándose las bragas, estiró de mis pantalones y calzoncillos para quitármelos, se arrodilló y se metió la polla en la boca chupándomela hasta dejarla tiesa del todo.

Volvió a levantarse poniéndome el chocho en la boca, para que le pasara la lengua por todos lados dejándoselo bien mojado, gimió varia veces y se sentó encima de mi ciruelo metiéndosela hasta el fondo cerrando los ojos, empezó lentamente, pero en nada de tiempo estaba saltando y moviéndose de una manera encima de mí que hacía crujir el viejo sofá, pensaba que lo íbamos a romper, se empezó a correr gritando sin parar de mover la cabeza, cuando acabó me miró a los ojos con excitación, me salí de debajo levantándole el culo dejándola a cuatro patas sobre el sofá apoyando las manos en el respaldo, le apunté y le metí de golpe toda la polla, haciéndole dar un grito girando la cabeza, aumente poco a poco el ritmo, paraba y le lamía el agujero del coño haciéndola gemir, se la volvía a meter a buen ritmo, pasando los gemidos a gritos, hasta corrernos dándole el cuerpo unos espasmos terribles, que hacían que el sofá volviera a crujir dejándole el chichi lleno de semen, al sacarla le cayeron por las piernas varios chorros de liquido espeso blanco, ella jadeaba con la cabeza apoyada en el respaldo, fui al baño a coger una toalla y le limpié las piernas y el coño, se levantó besándome los labios.

JULIA: Vístete que vamos a comprarte algo de ropa para que mañana estés presentable, vamos a pasar el resto del día en mi casa, dormirás conmigo y mañana iremos juntos a la ciudad.

Quise decirle algo pero ella me tapó la boca con la mano haciéndome callar.

JULIA: Haz lo que te digo que no te arrepentirás fiera.

Me llevó hasta un pueblo más grande que no estaba lejos, me compró unos pantalones demasiado modernos para mi gusto, con una especie de sudadera fina con capucha y unos zapatos, cenamos algo por allí y volvimos a su casa, entramos y sacó de un cajón un sobre.

Afortunado EncuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora