Un nuevo día era servido. Otro papel en blanco estaba esperando por ser escrito y arrancado del enorme y pesado viejo libro , llamado vida. Una nueva oportunidad para esos fracasos anteriores que esperaban ser arreglados , y claro está , una nueva aventura esperando a ser explorada por los más intrepidos.
Los rayos del sol comenzaban a inundar poco a poco la habitación de Conway, filtrándose por su ventana, hasta dar frente a frente con su rostro , gruñendo casi al instante ante la intromisión .
Conway no había dormido exactamente bien esa noche , pero no se podía quejar a pesar de todo. Apenas comenzaba a abrir sus párpados, al sentir un movimiento repentino encima de su pecho , con algo de pesar, y esfuerzo, logró visualizar unas pequeñas siluetas juguetonas encima de el. Eran los niños , los cuales, se veían que habían despertado hace rato, su energía era prueba de ello. Sonrió, vaya manera de empezar el día.
—Niños..._ Masculló de manera torpe, mordiéndose accidentalmente la lengua con sus dientes—Joder...
Los infantes dirigieron velozmente su atención hacia el mayor, se miraron un momento entre sí, y luego gatearon torpemente hasta el rostro adormilado de Conway . Ambos, por curiosidad, comenzaron a picotear los ojos del mayor, para luego hacer las mismas acciones con su nariz , riendo al ver las reacciones automáticas que hacía el mayor.
—No hagan eso...—Rió por lo bajo, retirando cuidadosamente a ambos niños , y los coloco a un lado de el. Se levantó con tranquilidad, mientras estiraba cada parte de su cuerpo de manera lenta, hasta llegar a sus piernas , la última parte , para finalmente soltar un suspiro de alivio.
Un crack repentino sonó en su espalda, miró detrás de si, y estiró su cintura hacia delante, para que la parte de atrás hiciera algo de presión, colocó sus manos en su cintura para dar impulso , y se estiró. Obtuvo otro crack como resultado, indicándole que ya estaba correctamente, o al menos, se sentía más cómodo después de haber hecho eso.
Una risillas lo hicieron voltear, eran los pequeños nuevamente.
—Ah, ¿Les causa gracia la desgracia de un pobre anciano?—Comentó con sarcasmo, recibiendo un asentamiento por parte de ambos.
Abrió sus ojos ante la impresión, le habían entendido. Sin dudas los pequeños tenían una inteligencia avanzada para su edad, y eso, le impresionaba.
—En fin...—Dijó al aire— ¿Quieren comer?—Otro asentamiento— Vale...—Rie—Solo dejen que me cepille, no se muevan—Ambos infantes se miran entre si, y asienten nuevamente como respuesta—
Conway sale de la habitación soltando unas cuantas risas, no sabía si la reacción que hacía era la correcta ante esa situación, pero era como realmente se sentía, como si su cuerpo respondiera por el, quedandose por fuera, sin tener participación alguna. Se encaminó rápidamente hacia el baño, y se apresuró a cepillar sus dientes, más que todo para no dejar tanto tiempo solos a los pequeños. Después de echarse la crema dental en el cepillo , algo de agua, y rastrillar de arriba hacia abajo sus dientes, se lavó su cara con jabón, y se secó con su toalla, saliendo directamente hacia su habitación . Se asomó por su puerta, pero los infantes seguían en su posición inicial, no se habían movido en absoluto, hasta pareciera que se tomaron demasiado en serio la orden de Conway, ahora se sentía como si se hubiese preocupado por nada.
Se acercó a ellos, agachándose para quedar hasta su altura
—¿Ustedes me entienden?—Preguntó con curiosidad.
Los infantes se miraron entre sí, confundidos. Pero más que todo, inquietos.
Ambos negaron .
Conway no sabía cómo reaccionar, prácticamente si le habían entendido. ¿Debía tomarlo como una mala señal?
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2×1
De TodoConway, un hombre con una vida monótona y de gustos simples, superintendente de Los Santos. ¿Qué pasaría cuando la vida le coloca la responsabilidad de ser padre? . Un giro inesperado dará su vida, pues este no tiene ningún conocimiento en el cuidad...