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3. La riña.

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Dos de la madrugada.

TaeHyung despertó pegando un sobresalto en el sillón. De golpe, recordó que tenía que ir a recoger a su novia del instituto, por lo que rápidamente marcó su número telefónico.

...

Al otro lado de la línea...

-Más despacio gatita, que te vas a ahogar.

La joven le dio un gran mordisco a la hamburguesa, inflando exageradamente los cachetes con la comida.

Jeon le acercó el teléfono, este masticaba también una hamburguesa pero sin carne en su interior-. Es TaeHyung -masculló, sonriendo divertido.

Recomponiéndose, tomó el móvil-. A- ¿Amor? Ujum, ninme... -habló con la boca llena.

El pelinegro negó con la cabeza sonriendo. Avanzó hasta la puerta de salida para dejarla conversar a gusto.

-Ujum -asintió, tomando un poco de agua para pasar la comida-. Mm, sí, sí. Ya estoy en casa bebé. No te preocupes.

Jeon arrimó el hombro sobre el marco de la puerta. Contempló en silencio el ambiente poco alumbrado del vecindario, recibiendo complacido la fresca brisa que corría a esas horas de la madrugada.

-U-una amiga. Me recogió una amiga, bebé.

Un inevitable bufido brotó de los labios de Jeon al escucharla. Jennie le aventó un cojín como reproche, colocando el índice en medio de sus perfectos labios en señal de silencio. Jeon le guiñó, vanagloriándose de su picardía.

•••

Al atardecer de aquel mismo día.

-Bro, ¿Podemos hablar?

Cuestionó TaeHyung, recostado sobre la grama del parque al lado de su amigo. Ambos agotados tras culminar con una infantil carrera cuya meta consistía en llegar hasta las sombras del árbol más viejo del lugar, siendo TaeHyung por primera vez el de la victoria.

-Sí... sí... -un jadeante JungKook, respondió-. Dime... -sus párpados cerraron de a poco, amenazando con arrastrarlo al sueño más profundo.

-Sucede que- -chasqueó la lengua al verlo dormirse-. Cabrón, ¡Pero no te duermas! -le propinó una fuerte bofetada.

-¡Mgh! -sobresaltado, sostuvo la mejilla golpeada, dando vueltas hecho una bolilla de derecha a izquierda-. ¡Buaaah! ¡Mierdaaa! ¡Ya me dejaste sordo!

TaeHyung fue un mate de risas-. ¡Ja, ja, ja! ¡¿Ya ves?!, ¿Porqué mierda no me escuchas? -se le quedó viendo intrigado al notarle unas ojeras inusuales en él-. ¿Porqué estás así?, ¿Te desvelaste?

Jeon le sostuvo la mirada por un par de segundos, evadiéndolo poco después-. Sí. Ya sabes... -su vista recayó en las hierbas-. Me tocó tremenda bandida anoche y pues... la gatita me absorbió toda la energía -resopló agotado.

Kim lo miró con fingido pesar-. Pobrecito... ¿Y conozco a esa honorable gatita fiera?

Jeon agrandó los ojos, poniéndose a toser sobre el puño-. ¡Couf, couf! Puede que la conozcas. Pero... no lo suficiente -le palpó una mejilla con ligera brusquedad.

TaeHyung frunció el ceño-. ¿Vas a mantenerlo en secreto? Eso es inaceptable cabrón, quiero saber si me la he tirado también.