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El ramo de rosas reposa casi marchito sobre el suelo pulido y blanco del pequeño departamento. Los suaves pétalos rojos se tornan marrones con el pasar de las horas, después del torbellino emocional del hombre sobre el sillón.

Lágrimas secas adornan su bello rostro ahora libre de expresiones, bajo el manto del sueño. Un rastro de sangre seca es visible sobre sus manos y algunas gotas más se secaron a un costado de aquel desgastado mueble.

Un suave aroma cítrico y afrutado se apodera del ambiente proveniente del Brut Impérial sobre la ropa interior ahora seca, que descansa sobre la amplia cama frente a el joven que duerme profundamente.

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Según sus investigaciones, el pelinegro aún tenía algunas cosas que hacer antes de volver a casa. Por lo que se apresuró a entrar y arreglar algunas cosas para su tan esperada sorpresa. Contando las horas del desgastado reloj en la pared de la sala, contando los segundos para sentir con sus propias manos la cálida presencia del mayor.

-"¿Crees que le gustará? Lo escogí yo mismo". El castaño mencionó a la pequeña mascota que lo observaba desde la seguridad de la puerta. -"Creo que lo pondré en su almohada, sabes, en las series siempre ponen el anillo en algún postre. Pero no queremos que tú padre se asfixie. ¿Verdad?" La pequeña mascota solo lo observo antes de partir a algún otro lugar.

Mientras esperaba pacientemente decidió dar un vistazo al cuarto de su colega mayor. Tal vez así encontraría algo que lo ayudara a acercarse a él. Encendió la pequeña radio sobre el buró y se adentro más en la habitación.

-"Veamos". Menciono al aire, mientras se movía al espacioso armario de roble. A un costado se encontraban algunos zapatos en cajas o simplemente colocados sobre ellas.

El castaño tomo un par de zapatos negros de piel. -"Estos los estaba usando el día en que lo conocí". Coloco el par de zapatos en el suelo y metió sus pies con cuidado. Dio un par de pasos a corde con la melodía de la radio y sonrió.

Las puertas del hermoso armario con aroma a madera se abrieron fácilmente, dejando a la vista la ropa del dueño de la casa. Algunas fotos cayeron y otras se encontraban pegadas a la parte interna de las puertas, junto a algunas notas adhesivas y en una repisa se encontraba una libreta de aspectos interesante, como aquellas libretas en la que los exploradores de las películas anotaban sus viajes más alucinantes.

-"Oh, ¿Qué es esto?" El joven las recogió del frío suelo de azulejos blancos y las coloco sobre la cama, de igual modo tomo la libreta y la aventó antes de colocarse sobre las cómodas mantas grises de algodón, que aún conservan el aroma de la persona quien dormía cada noche sobre ellas.

Seokmin tomo una de las almohadas e inhaló profundamente la suave fragancia impregnada. Sonriendo satisfecho, tomo las fotografías que había colocado antes sobre la cama y les dio un vistazo.

La primera era una foto del mayor cuando era más jóven, sus mejillas suaves y el fondo de una playa robaban el cuadro. La siguiente era una foto de Seungcheol junto a su madre, era una foto linda de un hijo devoto. En la tercera el pelinegro estaba junto a alguien bastante apuesto y alto, estaban en una feria a juzgar por el fondo con algún juego mecánico.

Las siguientes fotos dejaron lentamente un sabor demasiado amargo en la boca del peli castaño. Seungcheol estaba con una camisa blanca desabrochada sobre la cama en la cual acostado Seokmin. En otra foto, el mayor se encuentra con la camisa deslizándose por sus hombros de espaldas a la cámara.

En la foto detrás de esa, el hermoso peli negro está mirando a la cámara con su cabello despeinado y sus ojos llorosos. Sus mejillas están rojas y una mano sostiene su barbilla con el pulgar sobre sus gruesos labios rojos.

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