Chae, Chaeyoungie, Chaeyo, Chaeyoung-ah.
Park Chaeyoung.
Una chica con cabello rubio y ojos cafés, amable por naturaleza, rodeada de gente igual de buena que ella, con una sonrisa brillante donde sea, cuando sea que la veas. La chica que saluda a quien sea que se le cruce por los pasillos, la que tiene algo para compartir todos los días y es capaz de ser genuina amiga de cualquier fenómeno que no esté a su nivel por amabilidad pura.
Esa misma chica que torna sus ojos a un café oscuro y profundo cada vez que le ve pasar. Esa Chaeyoung cuya mirada grita más de lo que su voz puede guardar. Ella, quien jamás hablará porque prefiere vivir una vida entera de mentiras antes que traicionar a todo el mundo que la rodea.
—Chaeyoung, buenos días.
—Buenos días, Jennie, ¿Qué tal todo?
—Uhh, apenas llevamos tres horas aquí y ya siento que tengo quinientos trabajos pendientes.
—Tranquila, eres buena organizándote.
—Si... eso creo. ¿Y tú como vas hoy?
—No tan mal, de hecho, mejor ahora que me saludaste.
—Ah, ¿En serio? Park Chaeyoung, tan humilde como siempre —Jennie rio bajito y después una sonrisa aún más grande se coloreo en su rostro —Chae, te dejo, hablamos luego ¿Si? —dijo rápido antes de alejarse de Chaeyoung para dirigirse hacia la chica castaña que caminaba por el pasillo.
Desde la distancia Chaeyoung observó como estas dos se saludaban con un abrazo y rostros radiantes en felicidad. Se esforzó en ignorar lo que veía, dio la vuelta y caminó hacia su aula.
Fue difícil prestar atención en clase ya que su mente estaba invadida en pensamientos que llevaban uno tras de otro. Su mente estaba totalmente ajena a su presente.
Pero estaba llena de dudas y preocupación, claro que intentó no pensar mucho en eso, pero era imposible.
Al finalizar su clase, salió hacia los pasillos mirando a su alrededor viendo con quien podría platicar, pero decidió solo ir y sentarse en una banca a revistar su celular. Honestamente no estaba de humor para entablar conversaciones.
—Te estaba buscando —. Escuchó una voz de repente que la hizo sobresaltarse.
—Ay, Jennie, me asustaste.
—¿Por qué tan sola? Te noto medio seria, ¿Todo bien?
Chaeyoung se sorprendió por eso, no sabia que había estado actuando así. Se fijaría más en eso de ahora en adelante. Era vergonzoso que las personas notaran su bajo estado de ánimo —Sí, sí. Todo bien —dijo con una sonrisa amable.
—Bien. Oye, varias de las chicas iremos a comer después de clases, ¿Quieres venir?
—Claro. Gracias.
—No es nada. De hecho, ¿Te molestaría si me voy contigo? Las demás van a ir en auto y... bueno, no entramos ahí.
—Oh, sí, está bien.
—Chae, ¿Segura que todo bien?
—Sí, Jennie, no te preocupes —dijo ahora casi riéndose por la pregunta.
Ya era hora de la salida, Chaeyoung estaba parada en la entrada de la escuela esperando por Jennie. Se había resignado a sonreír más, no debía estar seria, no debía mostrarse triste cuando estuvieran viéndola.
Jennie llegó después de un rato y enseguida empezaron a caminar juntas hacia el restaurante acordado. El sol estaba cubierto por nubes y soplaba una fresca brisa que hacía que el camino fuera cómodo y agradable.
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El Precio del Silencio
FanfictionMuchos se esconden en el silencio porque no pueden enfrentar sus propias sombras. Pero nada hace más ruido que el silencio.