LA NUEVA AMISTAD Y SUS LOCURAS

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Al principio solo se veían de vez en cuando. Era el quien visitaba la granja,
y DANA nunca le preguntó dónde vivía, o quienes eran sus padres. KAI estaba allí, y eso era suficiente. Solía hablarle de sus deseos de conocer tierras lejanas y vivir grandes aventuras. Sabía infinidad de historias de
tiempos remotos, de cuando los dragones abundaban en el mundo, de cuando las tierras elficas que, según contó le contó, se extendían al otro
lado del océano, no parecía estar tan lejos; de cuando había hechiceros sabios y bondadosos, y héroes poderosos que luchaban armados de mágicas
espadas legendarias. DANA escuchaba todos esos cuentos con los ojos bien
abiertos. Las historias de KAI abrían su imaginación a un mundo que antes
apenas se abría atrevido a soñar.
En su casa no eran muy apreciadas las historias de seres y lugares fantásticos, puesto que, en el caso de que existieran tales cosas, estaban demasiado lejos como para afectar alguna vez a la vida de la familia, y,
por lo tanto, no valía la pena pensar en ello. Sin embargo, DANA aprendió
a beber con avidez de las historias que KAI relataba, con ojos soñadores,
mientras ambos contemplaban juntos las nubes algodónosas que surcaban
el cielo.
Con el tiempo empezaron a verse todos los días. KAI aparecía temprano por
la mañana para ayudarla con su trabajo: así terminaban antes, y tenían más
tiempo libre hasta la hora de comer.
Entonces corrían los dos al bosque, entre risas, y se perdían en el. KAI le enseñaba mil cosas que ella no sabía, y juntos silbaban a los pájaros, espiaban a los ciervos, trepa a a los árboles más altos y exploraban los rincones más ocultos, bellos y salvajes del bosque.
Un día estaban hablando en el establo mientras daban de comer a los caballos, cuando los sorprendieron la madre y la hermana mayor de DANA, que volviendo del campo, donde estában todos los adultos ayudando en la siembra.

-¿Con quien hablabas, DANA? - le pregunto la madre, sorprendida.

-Con KAI -respondió ella, y se volvió hacia su amigo; pero descubrió con
sorpresa que el ya no estaba allí.

-¿Quién es KAI? - quiso saber la madre, intrigada.

Entonces DANA cayó en la cuenta de que, en todo aquel tiempo, nunca
le había hablado a su familia sobre KAI, ni ellos le habían visto, porque siempre se presentaba cuando ella estaba sola.
La niña se giró en todas las direcciones y llamó a su esqurridizo amigo,
pero no hubo respuesta alguna.

-¡Estaba aquí hace un mometo! - exclamó al ver la expresión de su madre.

Ella negó con la cabeza con un suspiro, y su hermana se rió. DANA quiso añadir algo más, pero no pudo; se quedó mirando como ambas mujeres salían del establo para entrar en la casa.
Aquella fue la primera vez que DANA se enfado con. KAI.
Primero lo buscó durante toda la mañana, pensando reprocharle el haberse ido tan de improviso, pero no lo encontró. Espero en vano toda la tarde a que él se presentase como hace siempre, y después decidió que, si volvía a aparecer, no le dirigiría la palabra.

Sin embargo, al amanecer del día siguiente, KAI estaba allí, tan puntual como siempre, sentado sobre la valla y con una alegre sonrisa en los labios.
DANA salió de la casa después del desayuno, al igual como siempre. Pero paso frente a KAI sin mirarle, y se dirigió al gallinero ignorándole por completo, como si no existiese.
El niño fue tras ella.

-¿Que te pasa? -preguntó -. ¿Estás enfadada?

DANA no respondió. Con la cesta bajo el brazo, comenzó a recoger los huevos sin hacerle caso.

Al principio KAI la siguió sin saber muy bien que hacer. Después, resueltamente, se puso a cojer huevos el también, y a depositarlos
en la cesta, como hacía todas las mañanas. Danale dejó hacer, pero se preguntó entonces, por primera vez, si KAI no tenía una granja en la que ayudar, ni unos padres que le dijesen el trabajo que debía realizar. Pero, como seguía enfadada, no dijo la pregunta en voz alta.

-Lo siento, DANA - susurro KAI entonces, y su voz sonó muy cerca del oído de la niña

-Desapareciste sin más -lo acusó ella-. Me hiciste quedar mal delante de mi madre y mi hermana. ¡Pensaron que les estaba mintiendo!

-Lo siento - repitió él, y su tono de voz era todavía más sincero; pero DANA necesitaba saber más.

-Por que lo hiciste?

-Era lo mejor

-¿Por que?

KAI parecía incómodo y algo consiguió hacer que él siguiera la conversación.

-Ellos no saben que eres mi amigo -siguió diciendo DANA. - ¿Por que no quieres conocer a mi familia?

-No es eso - KAI no sabía como explicárselo-. Es mejor que no hables de mí. Que no sepan que estoy aquí.

-¿Por que?

KAI no respondió en seguida, y la imaginación de DANA se disparó. Ella no sabía nada de él. Ella pensaba que podía ser un ladrón o algo peor. Rechazó aquellos pensamientos rápidamente, ella sabía que KAI era buena persona. Sabía que podía confiar en él. ¿Realmente DANA sabía que KAI era buena persona? O solo veía como se comportaba con ella?
Dana miraba a KAI intentando que le explicará lo sucedido

-Confía en mi - dijo KAI en respuesta a la mirada de DANA- Es mejor que nadie sepa de mí. Mejor para los dos.

-¿Por qué? - seguía insistiendo la niña

-Algún día te lo contaré - le prometió KAI- Pero aún es muy pronto. Por favor, confía en mí.

DANA lo quería demasiado como para seguirle insistiendo, después de todo era su único amigo y compañero. Pero dentro de ella se encendió la chispa de la duda y la curiosidad.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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