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Muy bien, empecemos con esto. Mi nombre es Josefa Pérez, fui mordida por una araña radioactiva y durante dos años he sido la única e inigualable spider-woman, aunque la verdad es que prefiero que me llamen spider-lady, suena más elegante.
Si bien me gusta ser una spider, hay veces en las que desearía no ser la única, es un trabajo bastante...solitario, si me lo preguntan. Pero no nos desviemos del tema, quizás tengan curiosidad de cómo me pasó esto, así que aquí les va.
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Eran las siete de la mañana, y en la casa de los Pérez se podía ver a Josefa tomando desayuno junto a su tío Andrés y su prima Rocío que era mayor por dos años.
Aunque pueda sonar extraño que no esté con sus padres, tenía sentido, ya que su madre había fallecido cuando ella tenía tan solo unos meses de nacida y nadie sabía sobre quien era su padre (o solamente no querían contarle sobre el), así que quedo al cuidado del hermano de su mamá. Si bien ella disfrutaba estar viviendo con su tío y su prima, tenía curiosidad por saber cómo habría sido si sus padres hubieran estado con ella. Mientras todos desayunaban, se podía escuchar la televisión de fondo, decía que el día de mañana iba a llover.
Eso suena como una excusa perfecta para faltar a clases-. Empezó a hablar Josefa-. ¿Puedo por favor?
—Claro que no—. Respondió rápidamente Andrés—, tienes prueba hoy en la mañana.
—Y una excursión—. Agregó su prima con una sonrisa divertida.
—Pero la prueba es de música, no creo que me afecte taaanto—. Dijo ella—. Además la excursión no es obligatoria, ósea si quiero ir, pero con tal de faltar a la prueba...
—Si faltas te va a bajar el promedio de música—. El adulto la observo con los ojos entrecerrados.
—Bueno, será, solo es una nota, no es como que me vaya a bajar todo el promedio.
