No. 2: LA LEY ES LA LEY.

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Ellos siguieron parados en la entrada que lleva a su casa.

Observaron como el autobús de las Fuerzas Militares Unidas se aleja poco a poco hasta que lo perdieron de vista. Por un momento, una extraña sensación de vacío y temor empezó a invadir a cada uno.

El viento helado de la madrugada empezó a soplar con algo de rudeza, provocando que una ola de frío recorra a cada uno. Khian sintió escalofríos, razón por la cual se sacudió ligeramente. Kleian borró su sonrisa falsa sin dejar de ver por donde se fue el autbús de la FMU. Kaden frunció el ceño bajando la mirada al suelo mientras Igor se remueve en el interior de su abrigo. Kentr se mantuvo sereno, queriendo confiar en la capacidad de su hermana mayor pero el temor no desapareció. Por último, Khilian empezó a enojarse, una pequeña oleada de rabia lo sacudió y tiene bien claro el por qué de eso.

Cada uno tiene bien claro que la mayor de todos se irá por dos semanas y no tendrán contacto con ella de ninguna manera, luego de que pasen esas dos semanas, al fin sabrán si sobrevivió o no, aunque tendrán que prepararse con tiempo para el tipo de respuesta que reciban de las Fuerzas Militares Unidas.

Todos esperan que la respuesta sea positiva. Si ella pudo sobrevivir al examen de ingreso significa que ellos también podrán sobrevivir cuando les llegue su turno... o al menos eso quieren creer.

¿Miedo? Claro que lo tienen.

¿Quién en su santo juicio esperaría con ansías un examen de ingreso en donde sus vidas correría peligro? Eso es algo que ni a su peor enemigo le desearían... tal vez.

¿Y qué harán ellos durante esas dos semanas sin su hermana mayor? Debido a que están de vacaciones, no tienen tareas, hasta donde recuerdan, y ninguno tiene trabajo propio, lo único que les queda es el entrenamiento diario con su padre y no es algo que les agrade mucho.

Otro viento sopló pero más fuerte, logrando sacudir las hojas de los árboles.

—Regresemos a casa, hay mucho fresco —habló Lorraine empezando a caminar por la entrada de que lleva a la casa.

Los cinco hermanos empezaron a caminar por la entrada, siguiendo a su madre. Lorraine mantuvo sus brazos cruzados sin dejar de pensar en su hija. Ella sabe lo que es ese examen de ingreso, pasó por lo mismo y sobrevivió por puro milagro.

Khloë sabe pelear. La verdad es que Dereck la entrenó muy bien. Sé que regresará sin ningún rasguño. Confío en ella, pensó Lorraine intentando engañarse a sí misma.

La mujer abrió la puerta de la casa, haciéndose a un lado para que sus hijos pasen.

—Regresaré a mi habitación —comentó Khilian siendo el primero en entrar, aun enojado pero con un gran debate mental.

En ese momento Kentr se acercó a su mamá y le susurró al oído, Lorraine asintió con la cabeza a lo que Kentr sonrió y se fue corriendo al interior de la casa.

Había olvidado que Igor le rompió sus audífonos, tendré que hablar con Kaden mañana, pensó Lorraine.

—Ay, tengo que recuperar las horas perdidas sino tendré ojeras —comentó Kleian bostezando profundamente.

—Delicada, una hora perdida de sueño no puede hacer que tengas ojeras —murmuró Kaden caminando detrás de Kleian.

—Aunque no lo creas sí, si no duermes bien puedes estar de malhumor y querer dormirte en todos lados a cada rato.

—Solo es una hora, no es para tanto.

Khian rodó los ojos ante la extraña conversación de sus dos hermanos menores y entró a la casa.

TravisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora