Caught You Boy || Sanzu Haruchiyo X OC

Capítulo 7

Esa estúpida sonrisa socarrona, estaba agotando toda mi maldita paciencia.

Ninguno de los dos quería ceder al parecer, con aquella guerra de miradas. Este tipo era muy astuto, sabía que palabras decir para irritarte. Sabía dónde, como y cuando actuar si alguien se metía con él tipo al cual admiraba y alababa como si se tratara de un dios.

En aquel instante supe que si no le volaba los sesos ahí mismo, él no dudaría en hacerlo conmigo. Era un oponente fuerte, y ambos estábamos dispuestos a defender a las personas que se encontraban dentro de esa maldita habitación sin importar que.

El por simple diversión y yo por ... yo por ...

–¿Que pasa Sanzu?,– Su irritante voz hace eco en mis oídos, –¿Te molesta que tu puta favorita le esté entregando las nalgas a alguien más?,–

–Ella no es una prostituta Hanma,– Siseó, estoy tan enojado que incluso siento como mis manos tiemblan debido a toda la adrenalina que corre por mis venas.

–Ow, ¿El adicto se volvió a enamorar de una putita?,– Se burló, –¿Te dolió que Cher te dejara por tu hermano?,–

–¡Cierra la maldita boca!,– Lo apunte con mi arma.

–Veamos que tan linda se te vería una bala en la frente, Haruchiyo,– Rió.

Ninguno de los dos estaba dispuesto a bajar la guardia, tenía que pensar en algo rápido para que esté imbécil me dejara entrar por ella.

—Enserio mueve el culo Hanma,— Siento como toda la saliva se acumula dentro de mi boca. No puedo pensar con claridad. La cabeza me va a explotar en cualquier momento. No puedo titubear ahora, no puedo hacerlo.

–¿Qué hay de malo en que los socios compartan la mercancía?,– Pregunta en tono burlón. –Es lo que siempre se hace en Bonten, no te pongas así ahora lindura,– Se ríe.

Esa maldita risa burlona que hace que mis sentidos se pierdan y que mi personalidad hostil salga completamente a flote.

–Ella no es una mercancía,– Y con aquello dicho, disparo en dirección a su pie.

Ni si quiera se tambalea y logra darme un golpe en la cabeza con su pistola. Estoy aturdido, el ruido blanco no me deja pensar con claridad. Mis ojos no logran enfocar bien, su maldita risa y esa voz socarrona se escucha muy lejana.

Estoy a punto de perder, siento como el corazón me bombea más rápido y los latidos solo se acumulan más y más en mis oídos. Es en ese entonces donde por primera vez maldigo las píldoras que trague antes de venir.

No puedo ...

–Deja de ignorarme maldito drogadicto de mierda,– Siento como vuelve a golpear mi cabeza con su arma.

Cierro los ojos, trato de regularizar mi respiración. Debo tranquilizarme y reaccionar para poder salvarla. No puedo rendirme.

—Te estoy hablando,— Patea mi estómago.

Siento náuseas, los párpados me pesan. No puedo ...

—Cállate,— Siseo, ni siquiera me importa que la saliva comience a salir por las comisuras de mis labios.

—Cállate, cállate.

Levantó un poco los párpados para poder enfocarle, pero me es imposible.

—¿Escuchas eso?,— Se agachó a mi altura, —Los dulces gemidos de esa putita acelera mi corazón y algo más,—

—Cierra la puta boca,— Comienzo a jadear, pero ya ni siquiera se si es de dolor, coraje o angustia.

—Oh Sanzu, ¿Así gemia contigo?.