Era un niño pequeño, de cabellos negros y ojos como el ébano, jugaba en el lodo, ignorante de la soledad, el odio o el amor, pero se sentía bien, tocando la tierra, sentía un palpitar, vida que no supo cómo explicar, gateo marcando un sendero, descubrió plantas, frutos y pequeños animales, tal era su euforia que no noto a la figura que le miraba sigilosa desde las sobras, ni el sonido de pasos acercándose. Cuando el niño cayo dormido, aquella criatura lo recogió, ya cerca del riachuelo puso al niño en una enorme hoja y lo miro, hasta que este despertó. En medio del bosque y al son de la corriente del rio un lazo familiar se formó, la criatura, la sombra como le llamaban los pueblerinos cuido al niño y el pequeño le trajo felicidad. Un día cerca del infante se volvieron a escuchar pasos, pero cuando la sombra se dio cuenta era tarde, el pueblo había alcanzado al niño, corrió en su búsqueda y al lograrlo vio al pequeño herido, y a un grupo de gente maltratarle, le tiraban piedras..., ya en su desesperación cubrió al niño.
Pero a los ojos de la gente no era mas que una sombra, un espectro que surgió y que por primera vez miraban con claridad, parecido a una mujer con un velo, vieron como esta extendía una especie de manos y cubría lo que en su ignorancia llamaban el fantasma de un niño, aquel que rondaba dejando un camino en la tierra, formando un sendero al que temían. Estaban asustados y justificaron sus actos diciendo: "lo desconocido debe morir, los espectros deben morir", siguieron lanzando piedras, hasta que la criatura se dividió en dos, una parte cubría la figura del niño, ahora ya herido que miraba incrédulo como la criatura que siempre lo cuido era destrozada, el se alejaba flotando en una parte de ella, hasta que ya no pudo verles y la poca sombra que le cubría iba desapareciendo, cuando ya no pudo verle, sintió su cuerpo retorcerse, como si se desgarrara por dentro, las heridas de su piel que ardían parecían no ser nada ante lo que sentía, el aprendió lo que era el dolor. Para cuando las heridas se curaron y volvió a rondar por el bosque, se acercó a la gente que le había dañado, y allí desde las sombras vio a una mujer alzar a un niño en brazos, ello le recordó a la sombra que lo había cuidado y a él, la mujer le decía al niño "la sombra nunca se acercara, hemos acabado con la maldad", mientras el chiquillo balbuceo "mama". Entonces solo pudo alejarse, entendió la ignorancia y el miedo de la gente hacia lo que desconocían, miro hacia las estrellas y pensó "ellos también tienen una Mamá"

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Aquello
RandomPequeñas historias de un ser, donde aprender del mundo y sus emociones fueron la clave de su vida. importaba que matiz tuviese su emoción, las sentía a la vez, a veces era confuso, a veces fue odioso tratar con ellas, pero era lo que tenía, lo que e...