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Nicolás, el dueño de la casa en la que todos dormían, es despertado por los gritos de su novio en la cocina. Alarmado, camina con rapidez hasta allí y se da cuenta de que solamente estaba cantando temas de dolido.
— Me vas a matar de un infarto, hijo de puta. — se queja acercándose a él.
— ¡Con la misma moneda te pagué infeliz! — grita sacudiendolo por los hombros.
Alejandro era un personaje, no le importaba que sus amigos estuviesen durmiendo, él quería cantar temas a los gritos. Nicolás ríe y susurra Shh para que baje su volumen, aunque sabe que no tiene caso.
— ¿Qué cocinas? — pregunta abriendo la heladera en busca de agua.
— Panqueques, muchos panqueques para todos. — responde mirando la torre de panqueques frente a él.
Mierda que iban a gastar dulce de leche.
— Me vas a dejar en la pobreza. — bromea besando su mejilla.
— Tu vanidad no te deja entender, que en la pobreza se sabe querer. — canta Alejandro haciéndolo reír.
Siempre tenía un tema sonando en su mente.
— Qué rico olor. — escuchan y quitan la vista de sus cosas dirigiéndola hacia la sala de estar, donde la mayoría comenzaba a despertarse.
Julián miraba de reojo a Enzo, ambos sentados en el mismo sillón, pero uno en cada esquina. Martinez Quarta y Montiel bajaban las escaleras conversando sobre algo que el resto no llega a escuchar. “La doble T” como le gustaba a Rodrigo decirles a Joaquín; el Tucu y a Lautaro; el Toro, miraban por el ventanal el patio de la casa, lindo quilombo. Lisandro dormía un poco encimado sobre un cuerpo que no conocía demasiado, pero que al parecer era muy cómodo para seguir durmiendo.
— Lisandro. — susurra una vez. — Lisandro. — una vez más. — Licha. — lo llama por su apodo.
— ¡Despertate nene! — le grita Lucas para molestarlo.
Lisandro se queja y cuando trata de ocultar su rostro en la almohada, se da cuenta de que no está sobre una almohada, si no sobre una persona.
— Ay. — es lo único que logra decir al percatarse de que se durmió, prácticamente, arriba de Cristian.
Hace un esfuerzo para levantarse y le pide disculpas con la mirada, se siente un tanto avergonzado por haberse dormido sobre él cuando no hay tanta confianza entre ellos. Romero le dedica una sonrisa de labios cerrados que lo hace sentir mejor, Lisandro era demasiado vergonzoso para algunas cosas.
— 'Ta el desayuno. — suelta Nicolás cuando ve a sus amigos entrar en la cocina.
— Más amoroso, nos cocina y todo. — dice Gonzalo sentándose en la mesa.
— Pero mirá si me voy a poner a cocinar yo , Cache. Obvio fue mi amorcito, porque nunca haría tantos panqueques para ustedes, mugrientos. — admite y la mayoría ríe por el comentario.
Después de que Alejandro termine de preparar todo con ayuda del resto, todos se sientan a desayunar en la mesa del comedor de Otamendi. Las charlas fluyen de una punta a la otra porque siempre fueron un grupo extremadamente unido. El único que calla y se dedica a comer es Lisandro, el mismo es observado por varios que notan su falta de charla.
— ¿Estás bien vos? — le pregunta Gonzalo después de que Cristian lo mire y le señale a Lisandro.
— ¿Ah? Sí Cache, ¿Por? — le pregunta dejando el vaso sobre la mesa.
— Andas callado. — le asegura.
— El que come calla'o repite. — canturrea Enzo y Julián lo mira de reojo sentado a unos cuantos asientos de distancia.
Las charlas siguen con normalidad y el desayuno se prolonga hasta casi las once y media, justo cuando una idea llega a la cabeza de Alejandro y decide compartirla con su pareja.
— Che, ¿Nos vamos a la playa a pasar el día? Hay uno que tiene casita cerca. — propone y le tira una linda indirecta a Joaquín.
— Ese palito. — ríe el Tucu. — No hay nadie en mi casa, así que si quieren ir vamos. — les asegura mirando al resto.
La mayoría mira a sus amigos más cercanos y empiezan a asentir empezando a acordar temas como la comida y horarios. Enzo ya había pensado hasta en una joda para la noche actualmente todos estaban medio muertos.
— Bueno, tipo una y media, dos, nos vemos allá. — termina de acordar Joaquín y el resto acepta con rapidez.
Al terminar con el desayuno todos ayudan a levantar la mesa y empiezan a juntar sus pertenencias para poder volver a sus casas y, probablemente, salir rumbo a la casa de Joaquín en pocos minutos.
— ¿Vamos, Li? — le pregunta Lucas después de despedirse de Rodrigo, Leandro y Paulo que se iban juntos.
— Mh, vamos. — asiente fijándose que en el lugar no deja ninguna de sus pertenencias.
Los tres salen juntos, incluído Julián, y después de despedirse de Alejandro y Nicolás se encuentran con Gonzalo, Cristian y Enzo en el portón de la casa.
— ¿Qué hacen acá todavía? — les pregunta Lucas.
— Los esperábamos, si vamos para el mismo lado. — dice Gonzalo y el otro asiente feliz de aquella respuesta.
Los seis comienzan a caminar juntos por el centro de su ciudad mientras charlan animadamente sobre sus planes para aquél día. El primero en despedirse es Julián, que se queda prácticamente en el centro. A él le sigue Lucas, Gonzalo, Enzo, Lisandro y por último Cristian.
— Bueno, nos vemos más tarde. — lo saluda Lisandro al llegar a la puerta de su casa.
— Nos vemos. — le responde el otro besando su mejilla y el gualeyo se queda en el patio mirando hacia la dirección en la que camina Cristian hasta que la figura del mismo desaparece de su vista.
Al entrar a su casa se queda pensando en muchas cosas, pero todo desaparece de su cabeza cuando el grupo de whatsapp que tiene con sus amigos estalla de mensajes hablando sobre la juntada cursal en la playa. Iban a ser una promo muy unida, se llevaban muy bien desde que se conformaron como curso en cuarto año y amaban juntarse para tomar, salir de fiesta o simplemente hacer planes para divertirse sin importar qué era lo que hacían.
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n/a: voy a proceder a actualizar esto, decir q fue un partido r de mierda y a desaparecer nuevamente hermanas buen finde 💓 (gracias a dios q es largo)
