4.Los padres de Ana.

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Juan y María, se conocieron hace más de veinte años en una fiesta universitaria gracias a la no voluntaria intervención de Ramón, compañero de estudios de Juan.

En medio de la animada fiesta en el piso de los padres de Ramón, María y Juan se encontraban sin saberlo, absortos en la exploración de la extensa librería en el salón, que estaba lleno de jóvenes.Ambos compartían su pasión por las librerías, y a cada fiesta que acudían notaban el poder de atracción que éstas ejercían sobre ellos.

Casualmente, las manos de ambos, guiadas por la curiosidad, coincidieron en el lomo de un libro en particular en el mismo instante, despertando una chispa de emoción en ambos.

El libro que sus manos encontraron era "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez. Sus dedos acariciaron el título impreso en la portada, sintiendo la textura del libro y dejando que las palabras resonaran en sus mentes. Aquel clásico de la literatura les llamó poderosamente la atención, como si tuviera un mensaje oculto solo para ellos.

María y Juan se miraron sorprendidos. Sus ojos se encontraron y una sonrisa nerviosa se dibujó en sus rostros casi al unísono.

Sin necesidad de palabras, compartieron una conexión instantánea a través de aquel libro emblemático.

María, emocionada, rompió el silencio y dijo-¡Cien años de soledad! Este libro siempre ha estado en mi lista de lecturas pendientes. He escuchado maravillas sobre la historia mágica y los personajes que Gabriel García Márquez creó.-

Juan, con una sonrisa cómplice, respondió-"¡Increíble! También tenía este libro en mi radar. Hace tiempo que un amigo me lo recomendó-

Ambos sintieron una conexión especial en aquel instante. Comenzaron a hablar ridículamente, sobre la obra y sus impresiones, compartiendo sus pensamientos y emociones sobre la misma, temiendo que, si el silencio llegaba, se perdería ese momento en el recuerdo de ambos.

Aquel encuentro fortuito frente a la librería no solo les permitió descubrir un libro que anhelaban leer, sino que también abrió la puerta hacia una conexión más profunda entre ellos.

A medida que compartían sus pensamientos sobre la obra, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y que sus intereses literarios eran solo el comienzo de una afinidad más profunda.

En ese momento exacto de su vida, María era una joven de espíritu libre, llena de energía y entusiasmo por descubrir el mundo que le rodeaba.

Juan, por su parte, era un hombre apasionado por el conocimiento y las artes, con una mirada profunda y un aura de serenidad.

María, de cabello castaño ondulado y ojos avellana, irradiaba una alegría contagiosa. Siempre tenía una sonrisa en su rostro y una chispa de aventura en sus ojos. Soñaba con viajar y experimentar diferentes culturas, sumergiéndose en la riqueza y diversidad de los paisajes que visitaba. Además, tenía un talento innato para la escritura y el arte, y anhelaba compartir su creatividad con el mundo.

Juan, por su parte, era un hombre alto para su época, con cabello oscuro y una barba bien cuidada. Su mirada intensa reflejaba su pasión por el conocimiento y la exploración del intelecto. Siempre llevaba consigo un libro o una libreta, ansioso por aprender y absorber todo lo que el mundo tenía para ofrecer. Además de su amor por la arquitectura, también tenía una gran pasión por la música y tocaba la guitarra con cierta habilidad y sensibilidad.

Ambos compartían una sed de conocimiento y una búsqueda constante de nuevas experiencias personales.

Tenían aspiraciones y sueños que se entrelazaban en su camino hacia el futuro. María soñaba con convertirse en una reconocida escritora y artista, mientras que Juan anhelaba encontrar su futuro en la arquitectura y explorar así la relación entre el arte y la sociedad.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2023 ⏰

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