Clotilde, la mora peruana, era una mora peruana. Pero no cualquier tipo de mora. Estoy hablando de una morus nigra... Probablemente no me he explicado muy bien. Me refiero al tipo de mora que probablemente hayas visto antes. Seguramente hayas escuchado hablar de sus compañeras rubus idaeus, la frambuesa común; o de la vaccinium corymbosum, la mora azul. En cualquier caso, no me estoy refiriendo al tipo de chicas que suelen llevar un pañuelo en la cabeza, no comen cerdo, comparten un mismo marido con otras treinta chicas y veneran a un cubo. Clotilde era una joven chica frutal.
-¡Ya levántate de una vez, mora inútil! -, la bruja de mi madre me levantó tan dulcemente como de costumbre. -¡Vas a llegar tarde a la escuela! Y no olvides comerte tu plato de cerdo-. Como de costumbre, los retrógradas de mis padres me obligaban a comer inmundicias. Simplemente porque su "Dios" puso en esta tierra un animal tan sucio como este, los perturbados de mis padres decidieron ponerlo en la misma mesa de la que yo como también. Si su maravillosa deidad fuese a crear una mierda que anda a cuatro patas muy probablemente tendrían el festín más maravilloso que han comido nunca en su vida. De cualquier manera, no pienso ingerir esta asquerosidad, por lo que introduje los trozos de carne sin sazonar entre mis orificios frutales y salí de casa. Desde que no me vean se los daré a algún vagabundo o algo, seguro que eso alegraría mucho a mis padres.
...
-Bienvenidos sean a un año más a nuestra prestigiosa Academia Santa Teresa de Calcuta Ave María Santísima de la Trinidad Margarita y Magdalena -, anunció una señora vestida de los tobillos hasta la barbilla con una túnica negra y blanca que la hacía parecer un descendiente lejano de algún pingüino. - ... No olviden chicas: el matrimonio es monógamo, hay que donar una décima parte de tus ganancias a la Clerecía, no debes comer carne roja los sábados, hay que ir a misa todos los domingos y debes rezar treinta rosarios tres veces al día. Ahora, todas juntas: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre..." -. No sé cuánto tiempo más podré aguantar un estilo de vida como este. Obviamente los desequilibrados de mis padres me metieron en una secta para lavar el cerebro a las jóvenes y guapas damas frutales como yo, pero yo no voy a caer en sus exhortaciones.
Parecía que el sermón de bienvenida no se iba a acabar nunca. Una vez terminado, me dirigí hacia el aula donde tendría mi primera clase. Sin embargo y para mi desgracia, resulta que la primera clase que tengo este año es con nada más y nada menos que Las Teres. Teresa, Terema y Teremenerilda son las chicas más influyentes de esta institución. No diría que las más populares, puesto que nadie quiere realmente estar cerca de ellas, pero nadie se atreve a llevarles la contraria. Teresa ha ganado el Premio a la Más Pulcra y Sumisa desde que tenía tres años; Terema es hija del Padre Armando Biol Asorras, dueño de la iglesia más importante de esta ciudad; y Teremenerilda es la hija del director de esta academia. Cuando llegué al aula, ellas ya estaban sentadas en círculo rezando sus primeros treinta rosarios del día. De verdad que no quiero ningún problema con ellas, así que pensé que si me sentaba sin hacer ruido ni se darían cuenta de que estaba ahí. En el momento exacto en que mis glúteos frutales entraron en contacto con la fría y dura madera, Terema levantó la vista y la fijó en mí.
-¡Miren quién ha llegado! La MORA -, exclamó con un tono despectivo la puta zorra retrasada amorfa fea trastornada de Terema. -¿Sigues con tu dieta de no-cerdo? ¿Acaso te da miedo convertirte en uno? No te preocupes, ya lo eres -. Con este último comentario el resto de personas que estaban entrando al aula estallaron en un tumulto de carcajadas burlonas. Algunas de ellas estaban imitando sonidos de cerdos, mientras que otras recreaban el sonido que hacen las moras negras (youtu. be/tSDSAsjax1s). No tengo ni idea de dónde sacó esta última chica ese sonido, pero yo no estoy para aguantar tanta humillación a tan tempranas horas de la mañana. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no gritarle a la cara de Terema que si su padre ya había dejado su pasatiempo de tocar niños en sus partes privadas y luego escribir canciones en el ukelele sobre ello. Inmediatamente salí corriendo del aula directa hacia el baño más lejano posible de ahí, y una vez me hube asegurado de que no había nadie dentro, dejé los sollozos salir de mi cuerpo incontroladamente.
¿Qué hice yo para merecer esto? No pertenezco aquí. Necesito encontrar un lugar donde pueda ser yo misma, donde no tenga que aguantar a subnormales delirantes. Si tan solo pudiese desaparecer de aquí. ¿Es porque soy negra? ¿No se supone que el "Dios" de estas personas dijo él mismo que había que amar a todos por igual? Algo así como Croissant 69:9-10 "Amarás al prójimo como a tu propio fruto, ya sea un negro altanero, o un maricón descarriado; Y lo invitarás a comer de tu propia mesa, aunque la repugnancia de su presencia no te deje comer".
-Pss -, un sonido extraño provino de uno de los compartimentos contiguos al mío.
Creí haberme cerciorado de estar sola. Nuevamente la voz extraña volvió a susurrar:
-Oye, yo puedo ayudarte. Manda un mensaje de texto al 35110 que diga "Santa Lucía de Tirajana"-. Al decir esto, escuché como se abría la puerta del compartimento donde estaba esta persona, y luego la puerta del baño. Traté de salir corriendo tras ella para preguntarle más sobre lo que acababa de decir, pero ya era muy tarde. Antes de darme cuenta ella ya se había mezclado con la multitud.
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Clotilde La Mora Peruana
Teen FictionClotilde la mora peruana es una mora y es peruana. ¿Encontrará su lugar en este mundo?