Volver a comunicarme con él fue como volver a leer un libro sabiendo la forma en la que terminaría.
¿Por qué lo hice? Ni yo misma lo sé, solo recuerdo que me sentía sola y sin metas.
Mientras leía los viejos mensajes, dónde él me hacía sentir amada, me di cuenta de que todavía no había cosa más importante que esa persona, y lo peor es que una parte de mi siempre lo seguirá amando.
Ahí es cuando se me ocurrió la idea.
¿Y si se repite?
Primeramente, le escribí por la aplicación WhatsApp, en la cual ví que no tenía foto de perfil, repentinamente pasó algo por mi cabeza.
¿Me bloqueó?
Pensé que tal vez se quitó la foto de perfil y que no pasaba nada, así que empecé a escribir un mensaje donde me disculpaba por todo, le preguntaba cómo había estado y lo más importante, volver a empezar nuestra amistad.
Pero en cuanto envié el mensaje, no llegó, y así esperé una semana entera a qué se enviara, pero nunca lo hizo.
Tuve que ver otra alternativa y recordé que tenía su Instagram, copié y pegué el mensaje editando algunos detalles y con mucho valor, lo envíe.
Horas después, él me respondió.
Me sentía tan nerviosa de abrir el mensaje, pero de todas formas lo hice.
En resumen me decía que no me preocupara, que en todo este tiempo generalmente las cosas habían mejorado y que estaba de acuerdo con la idea, que no estaba enojado conmigo ni nada de eso.
Me encontraba feliz ya que por un momento pensé que estaba enfadado o algo así, pero también tenía miedo por lo que llegara a pasar.
Y es así que volví a empezar el libro, y tomó tiempo volver a entender el nudo de la historia.
A veces el mismo cuento toma otro camino, hay que volver a confiar y creer, por más que tengamos miedo.
Es difícil, pero probablemente valdrá la pena.
Y al día de hoy, sigo hablando con él, simplemente me hace feliz y es mi mejor amigo, le tengo un cariño inmenso que nadie podrá tener de mi parte.
Es así que siempre recordé que hay bucles, todo pasa por un mismo ciclo pero con diferentes resultados.
