Prólogo

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Valentina había partido en su carreta, Leo se había despedido de sus amigos, la fiesta de Gloria había acabado, y Leo buscaba una carreta para regresar a Puebla

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Valentina había partido en su carreta, Leo se había despedido de sus amigos, la fiesta de Gloria había acabado, y Leo buscaba una carreta para regresar a Puebla.

—¡Déjenme!— gritó La Niña de 12 años.

—¡Oiga!, Suéltela— exigió el de cabellos castaños.

Los dos hombres se asustaron y dejaron botada a La Niña.

Leo se acercó a La Niña, esta tenía su cara cubierta por una bolsa de tela negra, y su cuerpo estaba atado con sogas.

—¿Estás bien?— preguntó El Niño en cuanto le quitó la bolsa de la cabeza a la contraria. —¿Amelia?— preguntó el castaño.

—¿Leo?, ¿Leo San Juan?— preguntó mientras cerraba sus ojos.

Amelia de había desmayado, sus manos poseían quemaduras sin curar.

—Tengo que llevarte a Puebla— susurró el castaño.

Ambos jóvenes estaban sobre una carreta, Leo curaba las heridas de Amelia

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Ambos jóvenes estaban sobre una carreta, Leo curaba las heridas de Amelia.

En un momento, Leo se quedó dormido a un lado de la fémina.

En un momento, Leo se quedó dormido a un lado de la fémina

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Cazadores de Fantasmas ||Las leyendas||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora