Las gotas de lluvia empapan mi rostro mientras espero que la presa salga de su madriguera, el olor a sangre avasalla mis fosas nasales recordándome donde nací y para que fui entrenado toda mi vida.
Una chispa llega a mi cuerpo al verlo saliendo, su sonrisa hace que mi cuerpo se estremezca porque quien se atreve a lastimar a los que son importantes para mí no deberían reír.
Empuñó mi xpr-50 y enfocó cada uno de sus movimientos, fijo la mira en su cabeza y cuento, tres, dos, uno...
Muevo mi dedo índice en el gatillo de mi francotirador derribando el número 25 de los hombres de los albanos que se atrevieron a planear el secuestro de mi esposa y mi hermana junto con mi cuñada.
No hay lluvia, sol, terremoto, o tempestad que me detenga porque necesito esto tanto como respirar.
Los gritos de los hombres me despiertan y saco mi Makarov para derribar a los que se acercan, el primero cae cuando un proyectil impacta contra su pecho y el segundo cae con el filo del puñal de mi acompañante mientras derribo el tercero con un tiro en la cabeza.
Mi pecho brinca cual animal salvaje desbocado, y saco el puñal que siempre llevo en mi pie recibiendo el siguiente que se viene encima mío atropellando mi cuerpo logrando que caiga al suelo pero no es más rápido que yo porque cuando intenta apuntar su arma en mi contra ya tengo enterrado en su cuello el filo de mi puñal, la sangre tibia baja por mi mano erizando mi piel, los recuerdos de aquel día vuelven a mi y rápidamente me pongo de pie golpeando al siguiente con tanta hambre, con tanto brío que su rostro queda destrozado con el golpeteo constante de mi puño.
Hace un año fui condenado a vagar por la tierra cual bestia vengativa en busca de calma, los acontecimientos destrozaron la poca humanidad que había dentro de mi y ahora solo está el demonio que habita en mi, resurgir de entre el inframundo con sed, una sed que no se me quita con los días, por el contrario aumenta con los recuerdos y el dolor de lo perdido.
Siempre tuve la mala fama de ser un ser malo, sádico y sanguinario, pero no sabían que aún me contenía para no dejar el mundo en cenizas.
Ahora voy a demostrar lo que soy capas de hacer.
Mi nombre quedará siempre en la historia como el mayor demonio en la tierra.
El pakhan más sanguinario de la bratva.
El jefe de la mafia roja más sádico, vengativo y temerario.
Ahora soy...
El demonio de la bratva.
El sonido de mi teléfono inunda el lugar y con pereza lo tomo porque hace mucho tiempo que no recibo buenas noticias.
La pantalla está iluminada con un nombre al cual ya le temo porque siempre entrega el mismo mensaje.
Lo pienso dos veces y ante la insistencia respondo con desánimo.
— ¿Qué pasa?
— ¡despertó! — grita Lilith — la reina roja despertó.
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Reina Roja
Actiontamar conoció su demonio interior, amo y probó el sabor de la sangra que hizo su metamorfosis única y peligrosa, ahora vuelve con sed de venganza, el mundo ardió y ahora todo quedará hecho cenizas.