EMMETT CULLEN./ "Un accidente arrebato lo más preciado para mi. Mi vida se torno en tonos grises. Pero con tu presencia, tu forma de ser; me entregaste la luz que me faltaba. Lo que más lamento, es no poder ver tu rostro".
║SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA...
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Había pasado dos semanas y media desde que se habían casado, estos últimos días, los ojos de Evan se aclararon hasta el mismo tono dorado que tiene Emmett.
Y no hay que olvidarse de comentar que la luna de miel la han estado disfrutando de una manera apasionada, romántica y tranquila.
Algo que totalmente se merecían por pasar todos esos problemas por culpa de Bella y Edward.
El cuerpo de Evan se encontraba flotando cerca de la costa en el mar, y al mismo tiempo, Emmett se encontraba cambiando la base de la cama por quinta ocasión, después de la noche pasada.
El menor de los dos chicos se dedica a disfrutar el agua acariciando su cuerpo y del sol, que los rayos de este provocaba que la piel de Evan brillara como un diamante y el brillo con ayuda del agua daba una hermosa vista desde lejos, que Emmett supo apreciar en detalle.
El Cullen termina de reemplazar la base de la cama y se dirige al mar. Se adentra en el agua y nada hasta posarse debajo de su alma gemela, sus brazos rodean la cintura del Yorkie y lo sumerge.
▬Idiota▬ exclama el diseñador sacando la cabeza del agua.
▬pero el idiota es tu esposo▬ dice Emmett.
Evan solo lo acerca desde el cuello para besarlo. Emmett sin aguantar solo el roce de labios, toma las piernas de su esposo y lo eleva para empezar a salir del agua. El menor estimulaba al Cullen, frotando sus entrepiernas.
En un chasquido de dedos, los dos chicos se encontraban en el sofá desprendiendo sus vestimentas de una manera salvaje, cada pedazo de tela que cubrían su inferioridad fue rasgada, que ni con una pasada en la máquina de coser le daría nuevamente utilidad.
