Capítulo I

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Yeonjun

Viernes, 19 de julio del 2019. Octavo día en el campamento

-¿Dónde están Jungkook y Nayeon?

Nadie responde a la pregunta de Yeonjun. A veces piensa que es invisible pese a hacer casi metro noventa de altura.

-¿Me habéis oído?

-Sí, pesado. Te hemos oído perfectamente—contesta Beomgyu, después de dejar soltar un resoplido. No soporta a Choi desde el primer momento— Deben de ir rondando por aquí afuera detrás de algún arbusto, desahogando su amor apasionadamente.

-¿Que están enrollados?

-Ostras, Yeonjun—dice el chico sorprendido—hace una semana que estamos aquí y, ¿aún no te has enterado? ¿En qué mundo vives?

-De momento en el mismo que tú.

Aunque a veces desearía volver a casa, a sus entrenamientos, y alejarse de algunas de esas personas tan prepotentes y egocéntricas. Cuando recibió aquella invitación la habría tenido que quemar y tirar las cenizas a la basura. Pero necesitaba ese descanso.

-Vi que estos dos estaban juntos al cabo de diez minutos de estar aquí—comenta un chico con gafas, sentado en un sillón rojo, sin apartar la vista de un libro bastante grueso.

-No es un secreto de estado, Haechan. Creo que todos nos dimos cuenta desde un inicio que Jungkook y Nayeon son pareja.

-Este no lo sabía.

-Porque paso de ponerme en la vida de la otra gente—replica Yeonjun, molesto, mientras abre la nevera y agarra una botella de agua con su nombre en ella.

-Un buen líder no puede ignorar lo que pasa a su alrededor.

-No me gusta la prensa rosa. No estoy aquí para juzgar a los otros ni por ponerme en lo que hacen.

-Entonces, ¿por qué estás aquí, rey?

La pregunta de Beomgyu ya se la ha hecho muchas veces el mismo. ¿Por dinero? ¿Por vivir la experiencia? ¿Para aprender? No, es mucho más complicado que eso. 

Aislarse en un lugar como ese era una idea fantástica. Sin móviles, sin ordenadores. Sin redes sociales ni contacto con el exterior durante tres semanas. Lo que no se imaginaba era que debería compartir ese espacio con unos cuantos imbéciles que no soporta. Entre ellos, Beomgyu y Haechan.

-Me voy a correr. Volveré a la hora de cenar—dice el joven atleta que no tiene ganas de responder la pregunta que ha hecho Choi.

Ni Beomgyu ni Haechan le dicen nada más. Ni tan solo lo miran cuando se va. Yeonjun tampoco insiste. Esos dos no son sus amigos ni lo serán en un futuro. Ellos por su lado y él por el suyo otro.

Yeonjun deja atrás la denominada casa principal, donde está la sala de estar, la mesa donde comparten las diferentes comidas del día y la cocina americana con todo tipo de comodidades. Es donde acostumbran a reunirse y a hacer vida de grupo. Corre por el camino de los bungalows a un buen ritmo. Hace calor, deben estar como a treinta grados. No se esperaba para nada temperaturas tan altas en plena montaña, pero desde que llegaron muchos días han sido así. En cambio, por las noches refresca bastante.

⚡🔙💭

-¿Dónde está ese campamento?

-En Gangwon-do. En medio de la nada.

-Ostras, que lejos. ¿Y dices que no podemos hablar durante tres semanas?

-Exacto. No nos dejarán tener encendidos los móviles ni cualquier tipo de dispositivo electrónico. Es una condición que nos han hecho para ir ahí.

El campamento {BEOMHYUN/TAEGYU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora