Prólogo

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                                                                                               ⌛️ 2000 a.C. ⌛️

Se escuchó un gran y estruendo grito en la sala.

X: ¿Cómo osas tratar así a tus hermanos? No te hicieron nada

Un señor de pelo blanco, con los ojos azules que le salían rayitos y la barba blanca le estaba gritando a una adolescente castaña, con mechas rubias, los mismos ojos que él. Al parecer era su hija y la estaba haciendo llorar.

X: Aunque seas mi hija el castigo por lo que le hiciste a tus hermanos- dijo mientras los señalaba, sus hermanos estaban repletos de cortes- va a ser grave, como rey de los dioses te debo castigar por tus acciones- realmente estaba enfadado y decepcionado.

La chica que se encontraba arrodillada ante su padre seguía llorando en silencio.

X2: Zeus- así es como se llama su padre- empezaron ellos, lo juro

Suplicaba piedad, pero su padre ignoraba esas súplicas.

Zeus: ¿Acaso tienes pruebas? Ellos me enseñaron que tu fuiste quien les hizo eso, ¿dónde están tus pruebas que acusan a tus hermanos de empezar?- debía de quedarse neutro en la discusión, el es la justicia, y la justicia se debe de permanecer neutra.

La chica negó, no tenía ninguna prueba para acusarlos, eso le quitaba puntos a su favor, pero aunque no tenga pruebas tampoco se acordaba de lo que había pasado.

Zeus: Elizabeth- la chica al oír su nombre alza la cabeza para verle- créeme que no me gusta castigarte así pero es mi deber, soy el rey y debo de castigarte por lo que hiciste- se acercó a su hija- Elizabeth quedas desterrada del Olimpo hasta que sepas convivir, para ello, aprenderás a convivir con los mortales, ellos son más frágiles que tus hermanos, tendrás que tener cuidado.

La chica miró a su padre sorprendida, nadie había sido desterrado del Olimpo por una estupidez como pegar a sus hermanos, algo que ni ella se acuerda de haberlo hecho.

Elizabeth: Pero padre, yo no hice nada, lo juro

Zeus negó con la cabeza y le señaló la puerta de la sala para que se fuera, Elizabeth se levantó y miró a sus hermanos, los cuales la veían desafiante. Después de esos segundos de mirada fijada en sus hermanos Elizabeth se fue de la sala directa a su cuarto. No quería ni her ni hablar con nadie, solo quería darse un baño y estar sola en su cuarto.

Se metió en el baño y preparó todo para bañarse pero alguien tocó la puerta.

X: ¿Elizabeth estás ahí?- seguía tocando la puerta, esta la abrió y vio a la persona, por unos segundos se quedó procesando quién era la persona, no la juzguéis tiene cientos de medio hermanos.

Elizabeth: ¡¡Atenea!!- la abrazó, Atenea era la diosa de la sabiduría y su hermana favorita.

Atenea: Me he enterado de tu castigo, no te preocupes, todo saldrá bien- le empezó a acariciar las mejillas de su hermana para intentar tranquilizarla- yo voy a estar protegiendote a escondidas, como siempre hago- le sonreía para que se tranquilizara.

Atenea tenía el mismo color de pelo que ella, sus ojos eran marrones avellana, tenía unas pecas por sus mejillas, y es más alta que Elizabeth.

Elizabeth: lo que no me esperaba es que por una cosa así me destierra, es como si no le gusta tenerme cerca- se encogió de hombros- me castiga de esa forma por pelearme con mis hermanos, pero cuando él le es infiel a mamá no pasa nada, no es justo, ¿verdad?- miró a su hermana esperando una respuesta.

Atenea: El es el rey de los dioses, y se le ha metido esa en la cabeza bien a fondo, nosotros tememos que nos castigue por el simple hecho de dar nuestra opinión sobre ese tema- le volvió a abrazar, le gustaba tener a su hermana pequeña cerca.

Elizabeth correspondió el abrazo, se quedaron unos segundos así hasta que Atenea habló.

Atenea: Veo que he interrumpido algo- mientras veía las cosas que utilizaba para bañarse.

Elizabeth se separa del abrazo y se adentra más al baño.

Elizabeth: Me iba a la bañar, pero no te preocupes, no pasa nada que me hayas interrumpido, necesitaba hablar contigo, has estado muy ocupada hoy- esto último lo dijo con tristeza, no el gustaba estar lejos de su hermana.

Atenea: Tenía mucho trabajo, una no tarda segundos en detener a su hermano que quiere destrozarlo todo en las guerras- Atenea tenía el trabajo de detener a su medio hermano Ares en las guerras, él lo destruía todo y a Zeus no le gustaba eso.

Elizabeth: El aguafiestas de turno- estaba molesta por la imagen que se estaba dejando su hermano- no se puede controlar cuando ve sangre quiere ver más.

Atenea: Tienes razón- mientras asentía con la cabeza- bueno, yo me voy, te dejo bañarte- le da un beso en la mejilla- adiós enana- se fue del baño cerrando la puerta.

A Elizabeth solo le podía llamar enana Atenea, si alguien más lo hacía corría peligro.

Se metió a la ducha, mientras se duchaba trataba de recordar que le hizo a sus hermanos pero nada, no logró nada, solo un dolor de cabeza de tanto forzar su memoria.

Terminó de ducharse y se metió en la cama con su pijama de rayos.

A la mañana siguiente se despertó, se alistó y salió al gran comedor donde comían los dioses, algunos estaban ya desayunando mientras charlaban, cuando se dieron cuenta de que Elizabeth había entrado todos se callaron y la miraron, la tensión se volvía incomoda, nadie decía nada solo la miraban.

Elizabeth: Buenos días a todos- dijo sarcásticamente mientras se sentaba en su sitio, cada dios tenía un sitio asignado en la mesa, depende de lo importante que seas estabas sentado más cerca del rey, Elizabeth se encontraba a tres sillas de distancia.

Cuando empezó a desayunar pudo oír murmuros desde la otra punta de la mesa, sabía que hablaban de ella pero con facilidad pudo ignorarlos.

Terminó de desayunar y ahí es cuando entra Zeus por la puerta más grande.

Zeus: Buenos días a todos- dijo con una sonrisa, se le veía feliz después de desterrar a su hija, atrás de él venía una mujer rubia, con ojos marrones, es la esposa de Zeus- Hera, querida, necesito que me ayudes con unas cosas después de desayunar- le susurro a su esposa al oído.

Ella asintió y se sentaron a desayunar, Zeus no paraba de ver a su hija, haciendo que la tensión sea aún más incomoda, Elizabeth se levantó y se fue molesta del gran comedor, ya ni siquiera le dejaban desayunar tranquila. El destierro iba a ser está tarde, su padre la mandará a convivir con los humanos.

Llegó la hora del destierro, todos los dioses griegos vinieron a la ceremonia, Elizabeth tenía una corona de laurel, igual que todos los dioses, solo que en el vestido blanco que lleva no pertenece a los dioses, ellos tienen sus trajes diseñados por Hefesto, los trajes representan a los dioses, por eso el de Elizabeth es totalmente blanco porque ya no es una diosa.

Zeus: Por todo el mal que has causado me veo obligado a desterrarte del Olimpo, espero que recapacites sobre lo que has hecho- lucia serio, debía de hacerlo, le dolía, muy al fondo, que su hija se fuera- por último, quiero confirmarles que esta va a ser la última vez que pase algo así, no permitiré que los dioses se peleen entre si- quiso tranquilizar al resto de los dioses.

Elizabeth: Y por eso dejar que dos de tus hijos se estén matando por una mujer, como si fuera un premio, pero claro eso lo dejas pasar porque son hombres, ¿no? Eso es muy machista de tu parte padre- no lucia triste, cosa que sorprende a todos, se notaba como con superioridad, se sentía superior y eso le quitaba el miedo- solo castigas a las mujeres, ejemplo, mamá por ejemplo, ella se venga de tus infidelidades y tu las castigas, cuando el castigado deberías de ser tú- lo señaló- y todos los dioses hombres que habéis hecho algo contra las normas.

Todas las diosas aplaudieron, apoyaban a Elizabeth, esto hizo enfurecer y con un simple movimiento de mano mandó a su hija a la tierra y quedó inconsciente.

Lo que no sabía es que al despertarse ya no recordará todo lo que ha pasado.

La diosa perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora