Capítulo 30

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Ya había pasado unos días desde la guerra, ambas chicas ya estaban casi recuperadas al 100%. Todo había vuelto a la normalidad, o eso creían, al regresar a clase lo único que podían escuchar eran rumores sobre lo que pasó ese día, ninguna de las dos podía decir algo asique se mantuvieron alejadas de ese rumor. Pasaron todo el día juntas, leyendo y haciendo deberes, habían perdido varias clases y los exámenes finales se acercaban.

Por parte de los seres mitológicos, se llevaron al Olimpo a los heridos, donde el dios de la medicina les curó por completo, a los caídos en batalla les dieron una memorable despedida, incluso les hicieron una estatua cerca del templo de Atenea y Hermes, los que iniciaron todo. Serán venerados para siempre, se arriesgaron para salvar al planeta.
Hércules junto con Filoctete crearon uan escuela de lucha, Filoctete con su teoría y Hércules con la práctica, ambos rápidamente se hicieron famosos, la única escuela que se hablaba era la suya, no había otra escuela.
Perseo siguió con sus misiones de semidiós, él se quedó como antes, como si no hubiera pasado la guerra, siguió con su vida.

Diana: Venga, que quedan solo una semana- anima a su novia que se encontraba estresada intentando estudiar historia.

Elizabeth: ¿Para qué me interesa saber a mi lo que hizo el señor este? Si pone que fue el peor rey de España, es mejor ni saber lo que hizo, ¿no crees?- preguntó a su novia quien trataba de aguantarse la risa.

Diana: Puede que no te sirva para algo, pero dejes de aprendertelo, el profesor te obliga- se escuchó un bufido por parte de Elizabeth- piensa que cuando acabemos los exámenes tendremos vacaciones de verano- dijo emocionada.

Elizabeth: Ni siquiera eso me anima a seguir, hemos tenido un curso movidito, no he podido descansar lo suficiente, lo puedo más- apoya la cabeza en el libro.

Diana: Venga, un último empujón- sonríe.

Elizabeth volvió a bufar y se puso a estudiar a regañadientes.

Elizabeth: Ahora mismo prefiero estar en la guerra que aquí- susurra para que solo la oiga Diana.

Y funcionó, la ha escuchado, le lanzó una mirada molesta, ¿cómo se le ocurre decir tal barbaridad?, pensó Diana.

Diana: A estudiar

(...)

Ya habían acabado el último examen, los alumnos salían celebrando de las clases, ahora tenían 3 meses de vacaciones. La felicidad reinaba los pasillos del instituto, las parejas se besaban felizmente, los amigos lo celebraban y ya planeaban lo que iban hacer, otros contaban los viajes que harían, etc. Para Elizabeth parecía que estas vacaciones serían las más normales de todas, Marta va a terapia para poder dejar de beber, Diana se había mudado en su casa, lo que la hacía muy feliz, todo es perfecto, ya no había un dios que la quiera matar, tendría un verano normal, y lo va a disfrutar.

Llegaron a casa, Marta las estaba esperando, y nada más entrar a casa Marta las saludó con un abrazo a cada una.

Marta: Que bien que habéis acabado ya el instituto- sonríe feliz.

Elizabeth: Ya era hora, vaya curso más largo- deja la mochila en el suelo exhausta- lo que me tocó vivir en menos de 9 meses- Diana rueda los ojos divertida.

Diana: Dramática- se ríe.

Marta: Os he comprado helado para que nos refresquemos de este calor- sonríe.

Elizabeth: ¡Helado!- vuelve a estar activa y se va a la cocina.

Diana: Ya veo lo exhausta que estás- dice en un tono burlón y Marta no puede evitar soltar una pequeña risa.

La diosa perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora