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Me preocupa que nuestras opciones de comida consistieran en hot dogs, carne disecada y bayas recolectadas, así que es una grata sorpresa que la cena resulte deliciosa

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Me preocupa que nuestras opciones de comida consistieran en hot dogs, carne disecada y bayas recolectadas, así que es una grata sorpresa que la cena resulte deliciosa. Los guías preparaban paquetes de papel aluminio llenos de salchichas, papas y pimientos al fuego. Entonces uno de los guías sacó un ukelele y los chicos del coro se pusieron a cantar. Se lo cursi que parece, pero la estoy pasando sorprendentemente bien.

No está de más que mi mirada siga posándose en Poché, con las chispas anaranjadas a nuestro alrededor. No es tan inusual esta atracción magnética que tienen mis ojos. Siempre puedo encontrar a Poché en cualquier parte, más allá de la cantidad de gente que haya o de lo tenue que sea la iluminación.

Pero lo curioso es que esta noche, lo juro, sus ojos tampoco dejaban de encontrarse con los míos.

No quiero darme falsas esperanzas. No quiero creer que tal vez ella se haya fijado en mí. Por fin.

Pero es imposible no desearlo.

Incluso después de todos estos años de deseos sin respuesta.

De pronto, alguien suelta un grito ahogado y señala hacia arriba.

Todos levantamos el cuello mientras una decena de estrellas fugaces surcan el cielo. Me rio encantada, fascinada.

Estrellita, estrellita, concédeme un deseo...

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La tienda de Poché está al lado de la mía. No lo planeé así, y no puedo decir si quizás ella sí, o si Kim hizo alguna maniobra inteligente para ponernos tan cerca. Poco importa.

Me meto en mi tienda individual e intento ponerme cómoda, pero no he dormido en el suelo desde que tenía nueve años, y eso fue en el patio de casa, sabiendo que la seguridad de mi cama estaba a pocos pasos si la necesitaba. Sin embargo, tras dos noches seguidas de sueño no muy maravilloso y un día completo de aventuras, estoy agotada por completo. Solo tengo que cerrar los ojos...

Oigo pasos. Alguien jala de la cremallera de la tienda de al lado. La tienda de Poché.

Y vuelvo a despertarme. Me quedo quieta, concentrada en cada sonido. El ruido de los zapatos, la ropa y la lona. Pienso en que, si no hubiera dos paredes de tienda entre nosotras, estaríamos durmiendo una al lado de la otra.

Pero entonces recuerdo que las dos últimas noches hemos dormido una al lado de la otra y no ha pasado nada. No nos tomamos de la mano. No nos abrazamos.

Sin embargo, no puedo evitar que se filtren los sueños. Nos imagino a ella y a mí en una tienda individual. Mi cabeza sobre su pecho, escuchando el repiqueteo de su corazón. Sus brazos rodeándome, trazando dibujos en mi espalda.

Un grito me saca de mi fantasía. Poché maldice y sale a toda prisa de su tienda.

Me incorporo y bajo la cremallera de mi carpa para asomar la cabeza. Poché gira en círculos, dándose golpes en el pelo y la ropa.

Solo una camaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora