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Alysha's Pov :

16 de Julio 2023

Londres, Reino Unido.

La música retumbaba en mis oídos mientras me abría paso a través de la multitud. Las luces parpadeantes iluminaban la pista de baile, creando un espectáculo de colores que me hacía sentir aún más fuera de lugar. Mi humor no estaba en su mejor momento para socializar, pero Jayla, mi hermana menor, y algunas de las chicas con las que trabajaba, habían logrado convencerme de salir a festejar mi vigésimo sexto cumpleaños.

Finalmente, llegué a la barra y pedí un segundo vaso de vodka. Sabía que el alcohol solo sería un parche momentáneo para el dolor y la preocupación que sentía con demasiada frecuencia en mi pecho, pero en ese momento, lo necesitaba para distraerme. El cantinero me entregó la bebida, y me prometí a mí misma no tomármela de un solo trago, aunque la tentación era fuerte.

Me di la vuelta y me dirigí de nuevo hacia la pista de baile. Encontré a las chicas bailando alegremente, sin preocupaciones aparentes.

Me gustaría sentirme así aunque sea una noche, pero estoy fallando miserablemente.

Decidí que era mejor alejarme de la multitud y de todos esos pensamientos que me invadían y no me dejaban disfrutar de esta noche como lo haría una persona de mi edad. Caminé hacia la terraza, buscando un respiro. El aire cálido me envolvió y sentí cómo comenzaba a relajarme lentamente. La pequeña zona de asientos en la esquina solía estar vacía, pero para mi suerte, esta noche no lo estaba.

Mientras me acercaba a lo que suele ser mi lugar favorito del bar , mi ceño se frunció al notar a un hombre sentado allí. Vestía una playera polo negra y un elegante reloj adornaba la muñeca en la que sujetaba su copa. Inmediatamente pensé que debía ser uno de esos importantes idiotas que abundan en Londres.

Parecía que el hombre había sentido mi mirada, porque pude ver cómo se tensaba y luego se daba la vuelta. Nuestras miradas se conectaron y, en ese instante, sentí que mi corazón se detenía.

- ¿Carlos? - La sorpresa se reflejó en el rostro del hombre cuando pronuncié su nombre. Aparentemente, mi voz había escapado sin que me diera cuenta.

Me miró con una sonrisa cortés, pero no había rastro de reconocimiento en sus ojos. No podía culparlo; después de todo,  había cambiado mucho más allá del aspecto físico desde la última vez que nos vimos cuando tenía dieciséis años. Mi vida había sufrido un giro drástico desde entonces, y estaba muy lejos de ser la amiga despreocupada de su hermana menor que él pudo haber conocido en el pasado.

Sentí una punzada en el corazón al pensar en Ana, mi amiga de la infancia. Su imagen resurgió en mi mente, junto con los recuerdos de los momentos compartidos con su familia. Pero esos tiempos habían quedado atrás, como una parte de mi vida que se había desvanecido en el momento en que papá se volvió a casar. Ana y su familia ahora eran algo más que una pérdida para mí; eran un mundo al que ya no pertenecía.

Mis ojos continuaron recorriendo a Carlos, admirando la barba que había crecido en su rostro, el cabello castaño oscuro que se alborotaba ligeramente con el viento, y esos ojos café que siempre habían cautivado mi atención. Estaba tan guapo como siempre, pero él no tenía idea de quién era yo. Era mejor así. Ya no era simplemente una conocida; ahora solo sería vista como la hermana menor de Kaleb, y ni siquiera le importaría saber que ya no hablaba con mi hermano. Yo era solo un recordatorio de que le había quitado a su prometida y había robado la mayoría de sus estrategias la temporada pasada.

Sus ojos recorrieron mi cuerpo y, de repente, me alegré de haber dejado que Jayla eligiera mi outfit para la noche. El vestido corto negro se ajustaba a cada una de mis curvas de manera perfecta. La última vez que Carlos me vio, tenía dieciséis años, estaba un poco pasada de peso, llevaba lentes y brackets. No me sorprendía que ahora no me reconociera en absoluto.

Carlos me sonrió y, junto con la mirada que me lanzó, lo describiría como coqueto. Era increíble cómo seguía poniendo mi mundo patas arriba. Siempre había tenido ese poder sobre mí, y nunca se dio cuenta. Antes de que pudiera arrepentirme, me acerqué y tomé asiento a su lado, ignorando los latidos fuertes de mi corazón.

- Estoy completamente seguro de que no nos conocemos. Habría recordado haber conocido a una mujer como tú -  dijo sonriendo mientras se recostaba tranquilamente en su asiento con los brazos abiertos.  Su coqueteo me sorprendió. No se parecía en nada al Carlos que yo había conocido.

No le di una respuesta clara a Carlos. En su lugar, solté una risa y negué con la cabeza.

- Es imposible no haber escuchado sobre Carlos Sainz, el heredero de la reconocida familia Sainz Vázquez de Castro  y el famoso piloto de la Fórmula Uno -  le dije con una sonrisa juguetona - Estoy segura de que la semana pasada vi una foto tuya en Twitter informando que fuiste al supermercado. Si yo fuera tú, compraría cosas raras como crema para las hemorroides solo para molestar a los reporteros -

Carlos pareció tomarlo en serio al principio, pero luego soltó una risa y negó con la cabeza. Ese sonido enviaba miles de mariposas a mi estómago, y no pude evitar reírme junto con él. Me miró con interés, y mientras lo observaba, me di cuenta de que Carlos ya no formaba parte de mi mundo. Él no era alguien a quien esperaba volver a ver y si este momento era todo lo que tendría con él, lo tomaría y lo atesoraría por siempre.

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Helloooooo, volvieron las actualizaciones!

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ʟᴏᴠᴇ ɪɴ ᴛʜᴇ ᴅᴀʀᴋ ❘ ᴄᴀʀʟᴏꜱ ꜱᴀɪɴᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora